
Tranquilidad es la palabra que más repite. Él transmite algo similar: serenidad. Da la sensación de ser una persona tan apacible como meticulosa y obsesiva con el fútbol. Guillermo Pigueiras es el entrenador del Victoria, que mañana debuta en Copa del Rey en una eliminatoria a partido único contra el Hernani vasco en un partido que se disputará (19.30 horas) en A Grela.
La presión se tiene cuando hay un problema de salud o un problema familiar. Esto no es presión. Los jugadores tienen que intentar estar sueltos y tratar de hacerlo lo mejor posible. Si se dan esas circunstancias seguro que competiremos y que podremos pasar la eliminatoria. Clasificarnos debe ser la consecuencia de todo lo anterior y no el único fin.
Al principio va a haber nervios y, cuando nos estemos midiendo con el rival, no debemos darles ventaja. En una liga se recupera la ventaja pero, en una eliminatoria de este tipo, el equipo que se pone por delante tiene mucho ganado porque es más fácil defender que atacar. Hasta que se suelten las piernas y nos adaptemos al ambiente del partido tenemos que minimizar riesgos y leer lo que nos va a ir exigiendo el partido.
La charla de plan de partido será a las cinco de la tarde. Será cuando sepan el once. Jugar ante casi 10.000 espectadores es complicado para un juvenil y más en una situación en la que se buscaba una remontada épica. Nosotros partimos de un 0-0 con las mismas opciones que el rival y el equipo debe estar tranquilo. Tenemos tres lesionados y a Jorge (el capitán), en Irlanda, que no van a poder jugar. Los convocados son unos privilegiados por poder jugar un partido de estas características. ¿Cuánto darían por poder jugarlo los que no están disponibles? No vamos a inventar nada el miércoles y no tienen que ponerse nerviosos.
Es muy difícil mantener lo que se ha hecho hasta ahora. Admiro, he seguido y sigo el trabajo de Diego, pero llevo años en el fútbol haciéndome a mí mismo como entrenador y sé lo que quiero que haga mi equipo. Bendita presión esta de poder entrenar a un equipo de Preferente y no la presión por no tener equipo. Ojalá dure muchos años. Es una oportunidad en la que debo mostrar a los chavales cómo soy yo. Como decía siempre mi padre: que me llamen listo tonto pero que no me llamen vago. Me considero una persona trabajadora que intenta que sus futbolistas sepan qué deben hacer en cada momento.
Lo que nos pedían antes de empezar la liga, teniendo en cuenta que se fueron varios jugadores, era no descender. Soy un entrenador ambicioso. Debemos afrontar cada partido con la intención de ganarlo y no regalar ningún minuto de entrenamiento. Si aprovechamos bien cada sesión teniendo en cuenta la juventud de la plantilla y conseguimos desarrollar un entorno que mejore a los jugadores, este equipo tiene margen para evolucionar y acercarse a los rivales que están hechos, por presupuesto y por futbolistas, para liderar la clasificación.
Detrás de cada jugador hay una persona. Sergito necesita que lo entendamos y que le ayudemos. Se le puede empujar o tirar de él, pero lo que no se puede hacer con Sergito es echarle un pulso. No vamos a cambiarlo en dos días. Debemos intentar que crea en el cuerpo técnico y que cuando tenga un problema nos lo cuente porque estamos para ayudarle. Cuando haga algo mal también debe saber que tomamos decisiones por su bien. Debo ser amigo de los jugadores para poder ayudarles en ciertas cosas.
Yo venía de entrenar a un Juvenil B y a otros equipos de fútbol base y Jorge Rodríguez (el capitán) me ayudó mucho antes de irse. Me gusta hablar con los jugadores más críticos porque no quiero que me digan lo que quiero oír. A veces hemos cambiado cosas porque nos dimos cuenta de que tenía razón el futbolista. No considero que el entrenador deba estar por encima del jugador. Tenemos que estar a la misma altura, incluso por debajo. Los protagonistas son ellos. Guillermo no va a marcar goles contra el Hernani.