
Ofensivamente tenemos mucha dinamita y, con muy poco, creamos muchísimo peligro. En cada partido llegamos cinco o seis veces con claridad a la portería contraria. De un despeje podemos crear una ocasión clara y, de ahí, el número de goles que hemos marcado.
La clave es intentar encajar el menor número de goles posible. Dejando la portería a cero tienes muchas más opciones de ganar los partidos. Todo empieza por ahí.