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O Noso Fútbol

Miguel e Iván Mandayo, toda una vida en el Victoria

Miguel Mandayo (2001) y su hermano Iván (2004), forman parte de ese exclusivo club de ‘one club men’. Su caso es aún más particular, ya que llevan en el mismo equipo toda su vida deportiva, desde que empezaron a jugar a fútbol de pequeños hasta modestos, donde esta temporada jugarán en Preferente con el equipo de su vida: el Victoria.

La que empieza será la tercera campaña en la que compartan vestuario con el equipo sénior, ya que la diferencia de edad entre ambos les impidió hacerlo en categorías inferiores. Al menos en fútbol once, porque con el Hércules de fútbol sala Iván era asiduo en las convocatorias del equipo de Miguel: “Teníamos un grupito muy chulo”, recuerdan con una sonrisa. En esa época se veían todos los días y prácticamente a todas horas. A día de hoy, aunque siguen viviendo juntos, el trabajo de Miguel y la universidad de Iván les complica esta tarea, pero el fútbol sigue siendo el canalizador de la relación fraternal. “Paramos poco por casa, pero venimos a entrenar juntos en el mismo coche. Al final vas creciendo y haciendo tu vida cada uno por su lado. Evidentemente, no pasas tanto tiempo como pasabas de niño, pero nos llevamos muy bien”, reconocen.

A sus veintiún años, Iván Mandayo vivirá su tercera temporada como modesto, la segunda en Preferente. La primera (2023-24) no le dejó muy buen recuerdo, ya que fue la que supuso el descenso del equipo a Primera Futgal. “El año que descendimos sufrimos mucho en todos los partidos y mira que luchamos y luchamos, pero nada”, rememora Miguel.

El Victoria llegó a la última jornada de Primera Futgal dependiendo de sí mismo para regresar a Preferente, pero con un partido complicado por delante en el campo del Olímpico de Rutis. Su derrota y la victoria del Cultural Maniños daba el primer puesto a los ferrolanos y relegaba al Victoria al playoff. “Volvieron los fantasmas de anteriores fases de ascenso. Queríamos solucionar el ascenso cuanto antes, pero por circunstancias y por puntos que te vas dejando a lo largo del año no se pudo dar ahí”, explica Miguel.

En la final del playoff, el Victoria se medía al Carral y conseguía una renta de dos a cero en la ida. Sin embargo, la vuelta no fue para nada sencilla. “Fue bastante duro. La vuelta en su casa, con toda la gente que estaba allí apretando...”, dice Iván. Los coruñeses empezaron ganado, pero en el minuto noventa el Carral marcaba el tres a uno que igualaba la eliminatoria. “En la segunda parte sufrimos muchísimo. No voy a mentir, una vez que nos empatan estábamos pensando más en no encajar e irnos a la prórroga para bajar pulsaciones”, pero fue entonces cuando se desató la locura con un gol de Óscar en el minuto 97 que daba el ascenso al Victoria. “El final no te lo firma ni el mejor de los guionistas. Metes el gol de la victoria en el minuto 97, que fue totalmente inesperado, pero fue un subidón criminal. Creo que fue un premio a nuestra temporada, que tampoco fue nada fácil” relata Miguel sobre el tanto que les permitió regresar a Preferente un año después.

Iván: Fue bastante duro. La vuelta en su casa, con toda la gente que estaba allí apretando...

‘De Copas’

El Victoria es el equipo copero por excelencia en A Coruña en los últimos años, llegando al menos a las semifinales de las últimas tres ediciones de la Copa de A Coruña. “Es nuestra competición”, asevera Iván. De hecho, en 2023 consiguieron salir campeones tras imponerse por tres a cero al Olímpico en la final. Ahí todavía no jugaba en sénior Iván, pero sí Miguel, que pudo, a raíz de esa victoria, llegar a jugar una eliminatoria de Copa del Rey contra todo un Villareal. “Siempre digo que fue una pena que él no lo pudiera vivir porque sería un recuerdo precioso para tenerlo los dos juntos, pero quién sabe si no los vamos a tener mejores que ese. Es complicado, pero nunca se sabe”, afirma Miguel.

Miguel: Jugar en Riazor es el sueño de todo chaval que viene de la Torre, la Grela o Elviña

Un año más tarde, volvieron a llegar a la final de Copa Coruña, esta vez ya con Iván en el equipo, pero cayeron en Riazor contra el San Tirso. Esta última temporada también hicieron un buen papel plantándose en semifinales, donde no pudieron con un Montañeros intratable. “Jugar en Riazor creo que es el sueño de todo chaval coruñés o incluso gallego. Es uno de los campos grandes de España e impacta jugar allí aunque esté vacío, no me imagino estando a reventar. Jugar allí yo creo que es el sueño de todo chaval que viene de los campos de la Torre, de la Grela, de Elviña...

“Es una competición que nos hace ilusión”, reconocen los hermanos (también en nombre del club”. Tanto es así, que uno de sus objetivos para esta temporada es volver a plantarse en Riazor para la final. “Siendo realistas, el objetivo es tener una temporada tranquila. Llegar a junio jugando la final y estando salvados”, afirma Miguel, que también se atreve a lanzar un pronóstico más ambicioso entre risas junto a su hermano: “Road to Tercera RFEF”. El equipo cuenta con diecinueve jugadores, de los cuales trece continúan  con respecto a la temporada pasada, buscando dar continuidad a la piña grupal que se ha creado durante los últimos años. “Nos conocemos casi todos y eso nos ayuda dentro y fuera del campo. Este año tenemos bajas importantes, pero tenemos un grupo para tener una buena temporada”, afirman.

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De esa piña y familia que son las cebras, Iván y Miguel llevan formando parte toda su vida. Dieron sus primeros pasos a nivel futbolístico en el Victoria y a sus veintiuno y veinticuatro años siguen en el club, ahora en el primer equipo.

Una vez estás cómodo es muy difícil irte. Por mucho que te llamen, al final tira la casa y aquí nos cuidan mucho. Cuando tenemos algún problema de disponibilidad hablamos con el míster, que tenemos mucha confianza con Miguelón, y nos dice que no hay problema. Tanto a la gente de la casa como a la de fuera nos cuidan mucho”, relatan.

A nivel personal, los dos hermanos tienen claros sus objetivos para esta temporada 2025-26. “El mío es no lesionarme. Voy a CHUAC por año, así que espero este no hacerme daño, que el pasado estuve media temporada fuera por la lumbar”, dice Iván. “Tener continuidad. Si el trabajo me lo permite, ir todos los domingos y poder aportar al equipo, además de pasarlo bien”, añade por su parte Miguel Mandayo.