
El Deportivo salió el viernes de Riazor con la sensación en lo colectivo de que otro partido se escapaba y con él cualquier posibilidad, por remota que fuese, de permitirse mirar hacia arriba. Con este panorama, el final de temporada una vez se certifique la permanencia, cuestión para la que todavía habrá que remar, invita a disfrutar de pequeños objetivos como el crecimiento individual de futbolistas de la cantera. Especialmente de Dani Barcia.
El central de O Temple fue el último en llegar de la presente camada y desde luego sus actuaciones están lejos del brillo que desprenden las explosiones de Yeremay y David Mella. No las necesita. Lo suyo va de salir poco en la foto y ser lo más sobrio posible. El ‘señor’ Dani Barcia, como ya el año pasado lo bautizó su compañero en el eje de la zaga Pablo Vázquez.
En la sombra es como se fue forjando el joven su llegada al primer equipo. Después de aquel verano donde recibió un toque de atención en la pretemporada con el primer equipo, creció de la mano de Gilsanz en la Tercera gallega antes de dar el salto a Primera RFEF. Se encontró ahí un primer muro que terminó saltando como fijo discontinuo. Siempre se dice que los jóvenes necesitan jugar, pero el año pasado de Barcia aprendiendo a ser paciente y a rendir cuando le tocaba probablemente le haya servido más que 100 partidos.
Por encima
Un total de 16 partidos entre Liga, Copa y Final de Campeones, 11 de ellos como titular para finalizar su temporada de estreno como profesional con 1.106 minutos. No son malos números para un central de 21 años.
Se plantaba así en verano con un nuevo reto. Mismos compañeros y una categoría más arriba para su debut en Segunda. Y a falta todavía de varios meses para que se termine la campaña, lo ha superado ya con creces. Barcia completó de nuevo el encuentro con el Córdoba en su 14ª aparición de esta temporada, todas ellas partiendo de inicio. Las cuentas salen rápido, con esos 1.260 minutos que ya dejan atrás la frontera de la temporada pasada a pesar de que la dificultad se había multiplicado.
Todo ello teniendo en cuenta además el obstáculo de la lesión que lo apartó durante varios meses de los terrenos de juego cuando le había ganado el puesto a Pablo Martínez.
Asentado
Fue precisamente durante ese tiempo fuera cuando tuvo que poner en práctica las enseñanzas anteriores. Ser paciente, estar preparado y no poner excusa cuando le llegara la oportunidad. Así fue como destacó en Ipurua antes de volver a pasar unos partidos por el banquillo. Su racha actual se va a tres consecutivos —Huesca, Oviedo y Córdoba— en los que deja la sensación de que de aquí al final de Liga únicamente otra lesión o sanción, está apercibido, le pueden cortar el ritmo. Después de secar a Soko y Alemao, el pasado viernes volvió a imponerse a los atacantes del Córdoba y estuvo providencial en el tramo final corrigiendo varios balones a la espalda que habían superado a Pablo Vázquez.
Como viene siendo habitual, dominó de nuevo tanto el juego posicional como el cuerpo a cuerpo. Porque un central al que siempre se le ha destacado su salida de balón, está mostrándose más que fiable en los duelos con los oponentes, llevándose prácticamente el 60%, independientemente de sin son aéreos o en el césped.
Impacto positivo
En un bloque tan consolidado como el del Dépor, en el que titulares y suplentes están muy marcados, es difícil establecer las diferencias entre el impacto de los diferentes competidores por un puesto. El caso de Barcia y Pablo Martínez es una excepción. De las 30 jornadas disputadas hasta el momento, ambos se reparten la participación de forma equilibrada, con el francés apareciendo como pareja de Vázquez en las 16 fechas que el canterano se ha perdido.
A nivel de resultados, el equipo apenas se resiente más allá de quién proteja la portería blanquiazul por el flanco zurdo, con 1,45 puntos por titularidad de Martínez y 1,43 de Barcia. Pero en lo que respecta al funcionamiento, esa sensación de que el Dépor se comporta de forma más natural con el joven también la respaldan los datos. Con él sobre el rectángulo de juego, el cuadro herculino ha marcado 19 goles y ha encajado 14, mientras que el balance con el galo es de 20 a favor, pero 21 en contra.
