Apura Fernando Soriano las últimas horas del mercado de fichajes, ya todavía con más tranquilidad después de una de las operaciones del verano con el trueque entre Bouldini y Stoichkov. Pequeños detalles le quedan ahora por resolver al director deportivo, con ponerle al broche a la operación salida como tarea principal en las horas que quedan hasta que la ventana se cierre hasta el próximo mes de enero.
Con la salida de Denis Genreau el pasado jueves, el Deportivo quedó pendiente únicamente de encontrarle acomodo a los dos últimos descartes de Antonio Hidalgo. Dos canteranos que, cada uno en su situación, necesitan seguir curtiéndose lejos de Riazor antes de conseguir hacerse un hueco en el primer equipo blanquiazul: Diego Gómez y Martín Ochoa.
Dos de los grandes talentos que ha producido la factoría Abegondo en los últimos años están buscando todavía su sitio, que una campaña más no pasará por el Dépor. Son diferentes puntos de carrera en los que ambos están, pero con un mismo destino inmediato después de un verano que probablemente no haya sido como esperaban, especialmente en el caso del extremo de Amoeiro.
Cambio de estrategia
Diego regresó al club coruñés el pasado mes de enero, cuando desde la dirección deportiva se decidió poner fin de forma prematura al productivo préstamo que estaba completando en el Arenteiro. Fernando Soriano consideró que el zurdo era una buena opción para ayudar a cubrir el hueco dejado por Lucas Pérez, dorsal incluido, y su vínculo con Gilsanz ofrecía un escenario que parecía positivo para que el ourensano continuará su progresión. Tuvo minutos en Segunda División, pero con una adaptación complicada que le costó más de lo esperado. El cambio en el banquillo no mejoró su estatus, que con la llegada de Luismi Cruz para ocupar ese carril diestro dejaba poco espacio para seguir creciendo.
Con contrato hasta 2030, ampliado el pasado mes de febrero, Diego Gómez apenas participó unos minutos durante la pretemporada y, a diferencia del pasado curso, esta vez ha decidido tomarse con tiempo la decisión sobre su futuro. Tiene encima de la mesa ofertas del extranjero y de algún filial importante del fútbol español, por lo que debe terminar rápido de deshojar la margarita de su futuro.
Sin rastro de Ochoa
Menos protagonismo ha tenido todavía en la preparación Martín Ochoa, cuya situación se agrava al tener menos cartel que su buen amigo Diego después de un año gris en Lugo. Empezó también la preparación a las órdenes de Hidalgo, pero pronto quedó claro que no iba a formar parte de la plantilla. A lo largo del verano ha llegado incluso a disputar minutos en algún amistoso con el Fabril, pero a medida que se ha ido acercando a la competición para los de Manuel Pablo, también ha perdido presencia en el filial.
Llegados a este punto, no hay que descartar la opción de que el goleador riojano acabe formando parte de la plantilla definitiva del segundo equipo deportivista, algo que no desagradaría del todo a un futbolista cuya gran baza es su condición de sub-23, ya que todavía cumplirá los 21 años en el próximo mes de diciembre.
No convence demasiado esa opción al club, que entiende que su ciclo en el Fabril ha terminado y, con contrato hasta 2028, busca una nueva cesión para que Ochoa pueda reencontrarse con ese instinto que mostró durante todo su paso por las categorías inferiores. Ha habido varios equipos del bronce que se han interesado en la situación del canterano, pero las pretensiones del Dépor son altas, ya que no solo reclama el pago de la ficha del futbolista, sino que como ya hizo la temporada pasada, la entidad herculina trata de incluir una cláusula de penalización si su jugador no alcanza un mínimo de minutos.
