
“Me gusta tener una gran cantidad de partidos en pretemporada para ir cogiendo automatismos”, deslizó Antonio Hidalgo en su presentación como entrenador del Deportivo. Todavía faltaba casi un mes para que empezase a trabajar con los futbolistas y el calendario veraniego estaba en construcción. Al final fueron siete los ensayos, en la línea de lo que quería el técnico (Famalicão, Compostela, Ourense, Watford, Middlesbrough, Real Oviedo y Le Havre). Y por el camino mucho trabajo en la soledad de la ahora bunkerizada ciudad deportiva de Abegondo para conformar una idea de juego que se empezará a plasmar el próximo sábado (21.30 horas) contra el Granada. Todas esas siete comparecencias y, sobre todo, la última en el Teresa Herrera, han servido para mostrar las características de un equipo que abraza un estilo muy diferente al del curso pasado. También los objetivos deben ser muy distintos. Y las exigencias. Llega lo bueno y atrás queda un mes que alumbra un nuevo Deportivo y tras el que se desgranan diversas claves.
La vocación de jugar en campo contrario. El Deportivo acudirá durante bastantes minutos de los partidos a buscar al rival a su terreno. Hidalgo ha diseñado una presión avanzada que empuja a la zaga hasta la medular y sobre todo descuelga a los mediocentros para encimar a los oponentes y ayudar a los avanzados. A este Deportivo le gusta enviar al rival hacia los costados y allí lanzar emboscadas. Eddahchouri y Yeremay asumen un papel más activo en la primera línea defensiva del que le pedían el curso pasado. La idea es generar errores en la circulación de la pelota por parte del rival, recuperar lo más alto posible y golpear, un poco en la línea de lo que traza Andoni Iraola. El entrenador del burbujeante Bournemouth, y antes de un excelente Rayo Vallecano, es una de las referencia de Hidalgo. Juntos trabajaron en el AEK Larnaca, donde Hidalgo también estuvo a las órdenes de Imanol Idiakez. Del técnico exdeportivista toma sus soluciones con balón, del exjugador del Athletic su excelente orden en la presión, de herencia bielsista.
¿Cuál es el dibujo del Dépor? Depende. Hidalgo construye el equipo a partir de módulos tácticos que se dibujan en función del poseedor del balón y la altura en la que circule el esférico. Por eso no es del todo correcto concluir que el Deportivo se construye desde una zaga de tres centrales. Es así cuando el equipo acude a la presión avanzada. En el inicio del partido contra el Le Havre, por ejemplo, Luismi y Escudero se descolgaban a posiciones altas para presionar la salida de los galos con sus laterales. Y atrás cerraban Loureiro, Comas y Barcia. Si el rival lograba avanzar, y el Deportivo debía defenderse en su campo, tanto Luismi como Escudero tenían que, en palabras del primero, “hacer metros” y caer a algo parecido a una línea zaguera de cinco, aunque no tan marcada como la que pedía por ejemplo Fernando Vázquez en los días de hierro. Justo en ese rol es donde se han percibido, en estas primeras pruebas, los problemas del exjugador del Tenerife en los duelos defensivos, faceta en la que se ha mostrado permeable.
¿Cuándo aparca el Dépor la defensa de tres centrales? Cuando saca la pelota desde atrás. Ahí el central diestro (Loureiro y Noubi tienen las características para hacerlo) se abre hacia la línea para operar como un lateral estándar. En el otro flanco la solución no es tan concreta porque Escudero (o Quagliata) se descuelga hacia el mediocentro para ocupar ese espacio y ayudar sobre todo si hay robo de balón ahí o aprovechar su buen pie para dar salidas. Villares se abre a la izquierda y ofrece una opción por ahí. Si el rival roba la pelota, el lateral izquierdo deja el mediocentro y recupera su posición original. El entramado se completa con Gragera de escoba. Soriano y Yeremay, más adelantado que el madrileño, se mueven entre líneas.
La aportación del delantero debe mejorar en la salida del balón: tanto Eddahchouri como Bouldini tienen problemas para bajar balones y jugarlos. Sobre todo porque Hidalgo demuestra que no es un talibán de los que entienden el fútbol solo juntando pases desde atrás y atrayendo al rival. Si hay complicaciones (las hubo por ejemplo en la primera parte contra el Watford) se busca el envío en largo. Barcia y Comas están capacitados para hacerlo con precisión. En definitiva, el Deportivo cambia el dibujo en función de lo que le exige el juego. Esa vis camaleónica ya la había advertido Hidalgo aquel 11 de junio que se presentó en Riazor y hablaba de lo que hacía en Huesca: “Podemos adaptarnos en diferentes situaciones de cuatro o cinco… El mundo del fútbol evoluciona mucho y tiene que estar constantemente cambiando, sobre todo porque los rivales tienen mucha información”, apuntó.
Gragera-Villares en la sala de máquinas de la presión. Patiño ha alzado la voz en la pretemporada para establecerse como una sólida alternativa para jugar sobre todo de seis, pero Hidalgo trabaja en establecer la química entre Gragera y Villares, cuya misión en el equipo es clave. Son los encargados de dirigir la presión a partir de su capacidad para leer lo que ocurre en el campo y como mueve la pelota el rival. Claves para ensuciar la salida de balón del rival, no dudan en acudir a zonas alejadas de la teórica zona de influencia de un mediocentro. La nueva pareja tiene piernas y es complementaria. El asturiano juega a uno o dos toques; al de Vilalba le gusta conducir más y tiene alma de llegador.
El papel de Yeremay. El ’10’ es el líder del equipo, el mejor jugador y la pieza sobre la que los rivales pondrán el foco. Tiene galones, lo sabe él, el técnico y sus compañeros. Hidalgo asume su misión de ayudarle a elevar todavía más el nivel. Se le verá más por dentro, en el balcón del área, cerca del gol que ya sabemos todos que tiene. El desborde también lo ha mostrado en los uno contra uno en banda. Ahora le van a pedir que lo muestre en espacios más reducidos. Y él está más rápido que nunca.
Las certezas de una plantilla incompleta. La salida de Helton Leite fue un varapalo que hay que subsanar. Pero hay más trabajo por hacer. A día de hoy Hidalgo tiene 18 futbolistas que se pueden considerar fijos: Parreño, Loureiro, Ximo Navarro, Noubi, Comas, Barcia, Quagliata, Escudero, Gragera, Villares, Patiño, José Ángel, Mario Soriano, Yeremay, Mella, Luismi Cruz, Herrera y Eddahchouri. Parece evidente que Fernando Soriano tiene trabajo por hacer porque además debe encontrar soluciones en dos puestos clave: la portería y la delantera.
El objetivo. Más allá de que el club lanzase al final de la temporada pasada un mensaje de prudencia y una exigencia de cuatro años de estancia en Segunda antes de dar el salto, a nivel interno se habla de competir por estar arriba. Lo demanda también tanto la inversión económica como el tope salarial del que se dispone, que estará entre los más elevados de la categoría. “Trabajo y ambición”, promete Hidalgo. Superada la campaña del regreso al fútbol profesional ya no es aceptable mirar tan sólo hacia la retaguardia de la tabla.