
Poco después, Giménez se plató solo ante Carles Grau, pero con poco ángulo y el meta verdiblanco lo frenó en seco. Fue el acercamiento más peligroso del Reus en los primeros 20 minutos, atado por la excelente defensa del Liceo, férrea, rocosa, solidaria.
Paciencia y control
El Reus volvió al parquet con la intención de acelerar el partido, lo mismo que hizo el Noia en el cuarto duelo de semifinales y que llevó la remontada. Sin embargo, el impulso le duró un suspiro.
Azul y sentencia
Restaba un cuarto de hora largo. Algo más de 15 minutos de quiero y no puedo del conjunto rojinegro –que aun así no dejó de intentarlo–, de protagonismo de los colegiados, que se inventaron un penalti por retención de Carles a 145 segundos del final, y de tranquilidad, control e importante bajada de revoluciones por parte del bloque verdiblanco, que mañana habrá otros 50 minutos para correr y pelear por el sueño de la octava.