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Se acabó. La etapa de Gaizka Garitano parece que tenía fecha de caducidad y hoy, domingo, habrá reunión del consejo de administración del Real Club Deportivo de La Coruña SAD en la que se tomará la decisión final y que todo el mundo parece coincidir que será la de despedir al técnico vasco.

Lo que no se entiende es cómo se pudo dejar deteriorar tanto la situación del primer equipo cuando había síntomas muy claros de que el responsable del banquillo no conseguía cambiar la nefasta dinámica de resultados y estadísticas insostenibles en un equipo profesional de fútbol. Pero digo yo que algo tendrá que decir el máximo responsable de la dirección deportiva, Richard Barral, que insistió en que Gaizka era una apuesta personal e incluso logró hace pocas semanas que el presidente, Tino Fernández, saliese a la palestra diciendo que el entrenador no estaba cuestionado. Pero bueno, pedir aquí consecuencias es como clamar en el desierto.

Pero lo sucedido ayer en Leganés tiene mucho más fondo. Resultó obsceno ver en acción a futbolistas que se partieron la cara en las ruedas de prensa en defensa de su entrenador durante toda la semana, diciendo que estaban con él a muerte. ¿De verdad? Pues hay que decirles bien claro, que por el juego exhibido, fue lo más parecido a hacerle la cama a su técnico. Fue vergonzoso, tanto que si tuvieran la más mínima dignidad profesional deberían de pedir perdón por su actuación a la afición.