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Bernie Ecclestone ha ejercido durante décadas el poder omnímodo en la F1, pero con su caída no faltan 'opinadores' dispuestos a juzgarle, o mejor dicho, prejuzgarle, desde un prisma no exento de oportunismo. Nada nuevo: Muchos de los que tildan de 'dictador' al dirigente caído en desgracia, suelen ser los que hubiesen elogiado su 'carisma y liderazgo' si le tratasen en sus momentos de apogeo. Ecclestone es irrepetible, y en 40 años de camino, como cualquiera, tuvo aciertos y errores. Lo honesto es tener ambas cosas en cuenta. Ignoro los motivos para satanizarle.

En los cincuenta y sesenta, malvivían en la F1 una serie de pequeños equipos con infraestructura sumamente modesta. Preparadores cuya principal fuente de ingresos (dado que la publicidad y la televisión estaban en pañales) era el vender coches de carreras a clientes privados, así como el dinero en premios y primas de salida que aportaban los organizadores de los Grandes Premios, bajo condiciones frecuentemente leoninas.

Bernie, ya millonario antes de llegar a la F1, conmocionó al sistema. Unió a los constructores, tradicionalmente enfrentados por sus rivalidades deportivas, para formar un sindicato con el que mejoró sustancialmente sus condiciones. Ecclestone dio la cara para que en el 'circo' de las carreras, los 'artistas' pudiesen conseguir un pedazo digno del pastel del que antes sólo obtenían migajas. ¿Se enriqueció? Obviamente, pues lo hizo a cambio de un porcentaje. Pero gracias a él también medraron Ken Tyrrell, Ron Dennis, Frank Williams..., que pudieron dedicarse a las carreras, sin preocuparse de negociar con la FISA o con 12 organizadores de Grandes Premios. Y cuando en la ecuación entraron en juego los derechos televisivos, creció el deporte, el negocio, y los beneficios. Para todos, insisto, a cambio de un porcentaje.

Si Bernie era tan prescindible para la F1... ¿cómo es que ahora varias personas se repartan sus tareas? Si hasta los 86 años se ha mantenido en el cargo ¿era lógico exigirle innovación a él? ¿Tiene la culpa de que nadie haya sido capaz de sucederle? Convirtió la F1 en un club exclusivo y de acceso limitado... ¿pero no es eso lo que hace atractivo a muchos círculos sociales? Tal vez por eso hacían cola las sedes que querían albergar una cita de la F1, asumiendo los costes necesarios. A ver si resulta que Valencia era paradigma de la gestión austera, y los pufos los generó Ecclestone.

Un tipo bajito que trataba con reyes y jefes de estado, a veces de países con regímenes autoritarios, poco tolerantes con los derechos humanos. Sí, esos mismos países que parecen ser menos desagradables cuando patrocinan a clubes europeos de fútbol.