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De vacaciones sin cumplir las expectativas básicas

El Betis cerrará 2019 sin cumplir las expectativas para esta temporada, en la que se hizo cargo del equipo Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ con el objetivo de tenerlo en la lucha por los puestos europeos, de los que está a siete puntos en la decimotercera posición de la tabla en LaLiga Santander.

Después de coquetear, incluso, con los puestos de descenso, lo que cuestionó la labor del técnico barcelonés y su posible marcha, un paso a frente en las últimas jornadas ha mejorado la situación pero el balance en lo que va de ejercicio no es bueno.

A falta de una jornada para que concluya la primera vuelta, con dieciocho partidos disputados, ha ganado solo seis, con cinco empates y siete derrotas, y con 25 goles a favor y 31 en contra, datos no esperados para un club que la pasada semana anunció un presupuesto para la temporada 2019-20 que ronda los 160 millones de euros.

Los síntomas de recuperación dejan, no obstante, algo de optimismo en el seno de la entidad, ya que el equipo encadenó cuatro jornadas sin perder -tres triunfos y un empate- truncadas por la derrota de este domingo ante el Atlético de Madrid (1-2), aunque los de Rubi tutearon a los del argentino Diego Simeone y pudieron haber conseguido otro resultado.

Descanso
Ahora la plantilla descansa hasta el próximo lunes 30 de diciembre, día en el que empezará a preparar el último partido de la primera vuelta, fijado para el 5 de enero en el campo del Alavés, convencida de que el nuevo año vendrá acompañado de buenos resultados, como aseguró el propio Rubi una vez concluido el partido ante el Atlético.

En esa segunda fase del curso, a la que accede el Betis también metido en la Copa del Rey tras superar con solvencia la primera eliminatoria ante el Antoniano, equipo sevillano de la Tercera División, Rubi deberá confirmar que llegó al club verdiblanco para retomar el proyecto de crecimiento del equipo y devolverlo a las competiciones europeas, en las que no está este curso después de un discreto ejercicio que acabó con la etapa de Quique Setién en el banquillo.

También se fue Lorenzo Serra Ferrer, que, como Setién, cumplía su segunda temporada como vicepresidente deportivo, y para dirigir al equipo se depositó la confianza en Rubi después de que destacara en el Espanyol.