
Toda motivación es poca cuando el objetivo buscado es toda una permanencia en la élite del fútbol estatal y, en este sentido, el presidente deportivista Tino Fernández quiso también poner su granito de arena el pasado sábado transmitiendo confianza a su plantilla en el crucial duelo frente al Málaga en el estadio de Riazor.
En el tiempo de intervalo, con el marcador provisional de 1-1, el mandatario coruñés decidió bajar a los vestuarios.
El Depor había comenzado el choque de modo fulgurante con el penalti transformado por Lucas Pérez en el minuto 7 pero de modo paulatino el equipo se vio inmerso en un maremágnum de desconcierto y juego discreto hasta el empate malacitano al filo del descanso.
Tino Fernández intentó proporcionar a los jugadores la tranquilidad necesaria para afrontar la segunda parte de una ‘final’ como la del sábado con entereza.
Al igual que hizo el pasado mes, de la mano del alcalde Xulio Ferreiro, incidió en la relevancia del factor emocional para reforzar la convicción de que la salvación es posible y de que, en esta línea, el Deportivo dispone de potencial para doblegar a su rival y dejarlo apenas sin opciones de permanencia.
El discurso del ‘presi’ resultó de ayuda para tumbar a un colista combativo, que llegó incluso a forzar una nueva igualada (2-2) hasta que Adrián López en el minuto 86 desniveló la balanza de manera definitiva para los herculinos.
A la conclusión de la contienda Tino regresó a la caseta deportivista para agradecer el compromiso y felicitar a sus muchachos; una muestra de cercanía y afecto que quizá fue vista como excesiva por un sector del vestuario.
Después del triunfo ante los malaguistas y también de la victoria del Levante frente a Las Palmas, el Depor precisará de más fuerza mental que nunca para salir a flote.