Se juega como se entrena
Esa frase la he escuchado a cientos de deportistas desde hace casi cincuenta años. Deportistas en general. Es decir, a entrenadores, jugadores, directivos, asesores, psicólogos, y hasta espectadores. Porque el deporte se divide en dos grandes grupos: los que participan y los que presencian. Los que juegan y los que lo ven.
Se juega como se entrena. Y aunque la mayoría de las veces no es verdad, se sigue asegurando un día sí y otro también. No es cierto. Tienes que ser un grupo muy generoso en el esfuerzo y muy bien llevado desde el banquillo y desde los despachos para que esta afirmación se cumpla.
No se juega como se entrena. En los entrenamientos lo que demuestras es un grado más importante, o menos, de compromiso con tu profesión. Pero no pasa solo a los que viven de practicar deporte, sino también a los millones de aficionados que ejercimos como jugadores de alguna modalidad deportiva. Nunca, para muchos, los entrenamientos fueron tan intensos como los partidos en los que nos jugábamos los puntos para una clasificación o unas cervezas al acabar.
Por eso “me llena de orgullo y satisfacción” hablar de mi equipo de baloncesto, que no es otro que el Leyma Básquet Coruña. Este año tenemos un grupo magnífico. No digo que los anteriores no lo fueran, pero los que nos ocupan ahora son los que están actualmente. Grupo fantástico que SÍ juega como entrena. Ya comentamos en su momento que tras una sesión de preparación intensísima que acaba con un ‘cinco para cinco’, el resultado está empatado, el entrenador Carles Marco decide mandarlos a la ducha y todos protestan para seguir unos minutos más y deshacer la igualada.
Ahora también sé, porque algún testigo totalmente ajeno al equipo me cuenta, que las sesiones comienzan con casi una hora de gimnasio, luego un tiempo de vídeo y acaban con casi dos horas de un trabajo duro que deja a todos exhaustos y satisfechos con aquello de ‘el deber cumplido’. ¿Y por las tardes?: Libres. Porque una cosa es la dedicación y otra la obsesión.
Se puede asegurar que el Leyma Coruña juega como entrena y tal vez por eso no para de vencer. En estos momentos ya hemos ganado el mismo número de partidos que en toda la temporada pasada. Vencimos en siete choques y en esta sesión ya hemos ganado seis partidos en Liga FEB (Guipúzcoa, Oviedo, Menorca, Palmer, Tizona y Fuenlabrada) y uno de Copa de España frente a los menorquines. Siete victorias, en siete partidos, como en toda la 2024-25. Y lo de que lo hacemos por una diferencia mínima de 15 puntos es ya anecdótico y fruto de que, además, el buen trabajo está ligado al talento que indudablemente esta plantilla tiene. Siendo, recordemos, Carles Marco, el que lleva la manija y las órdenes que incluyen cambios cada dos minutos y medio.
Un verdadero placer.