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Puede que sea por estar en constante contacto con los deportistas que a los periodistas se nos pegan parte de sus manías y supersticiones, esa costumbre de atribuir el resultado de un partido, de una competición, a efectos sobrenaturales de unos dioses de la suerte a los que es mejor no importunar. Así que sí, lo confieso. Yo fui la gafe. Hay cosas que no se pueden decir un fin de semana en una redacción de un periódico deportivo como frases prohibidas en un turno en las urgencias de un hospital. “¿Raúl, qué te parece si la semana que viene juntamos a las líderes invictas de Marineda y Maristas para hacer un reportaje?”, le comenté a mi compañero. El equipo de hockey, que llevaba cuatro victorias en cuatro partidos, iba ganando en ese momento. El de baloncesto, con otros tantos triunfos en las cuatro jornadas iniciales, aún no había empezado a jugar. Fue decir esto y llegar dos goles seguidos del rival del Marineda, que finalmente empató, pero cedió la primera posición. Y el maleficio se completó cuando se consumó la primera derrota del Maristas. Desde estas líneas, pido perdón con la esperanza de que ejerza como contragafe para lo que queda de temporada.

Hay frases que no se pueden decir un fin de semana en una redacción deportiva. Marineda, Maristas, espero que podáis perdonarme 

Pese a mí y a mi boca demasiado grande, los equipos coruñeses están en un buen momento. No solo estos dos, se está viviendo la era de la efervescencia del polideportivo de la ciudad, una reivindicación de su existencia, de su importancia y de su papel fundamental e imprescindible en la construcción y fortalecimiento de un tejido deportivo que late cada día como una colmena formada por miles de abejas obreras, acompasadas en sus vuelos de baile de salón, poniendo un panal sobre otro y volviendo a levantarlo cuando es necesario.

Aún estamos en los albores de un curso que se empezará a poner caliente con la llegada de la primavera. Las abejas tiene que redoblar esfuerzos para recoger el polen y las competiciones también se intensifican con la llegada de las últimas jornadas y sobre todo, los playoffs que deciden títulos y las fases de ascenso que hacen dormir de pie a toda una ciudad. Queda mucho, pero algunos de los inicios, pase lo que pase en los próximos meses, invitan a por lo menos a ser optimistas y sobre todo son una promesa de que por el camino no nos faltará la diversión y que será un año rico en miel. No sé si atreverme a nombrarlos. No vayan a perder la próxima jornada. Aunque creo que ya he agotado todo mi gafe (también escribí un tuit cuando el Barça de hockey perdía por 4-1 contra el Voltregà, un resultado que favorecía al Liceo, y desde ese momento marcó tres goles y acabó empatando). No vayamos a cabrear a los dioses.