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Santander y el recuerdo de Puerto Chico

Santander siempre fue un destino muy agradable para los coruñeses. Ciudad con mar, bastante parecida a la nuestra, incluso porque si entras dirección Sardinero te encuentras con el barrio de Los Castros.

Y porque era de las ‘cercanas’. Ya sé que hay como 463 kilómetros de distancia, pero en competiciones donde estaban Figueras, Palamós, Alzira, Girona, Almería o las Islas, Cantabria era de las accesibles para hacer una excursión con motivo final futbolístico.

Contra el Racing allí los resultados no fueron malos. El Deportivo ha jugado 40 veces. 22 en Primera División. 16 en Segunda, 1 en Primera Federación y 1 partido de Copa del Rey.

En el Sardinero perdimos 13 partidos, empatamos 12 y ganamos en 15 ocasiones. Encajamos 42 goles y marcamos 46. No está mal.

Recuerdo que la temporada pasada los verdiblancos en el primer tercio de la Liga ‘estaban ascendidos’ por su arranque. Al final jugaron promoción y no subieron.

Me parece que deportivamente hablando han perdido enteros pero siguen estando arriba de la tabla. Nuestras relaciones con ellos se ciñen a tres nombre propios: Pedro Munitis, que jugó tres temporadas como blanquiazul llegando y marchando al equipo cántabro. Sergio Canales, cuyo 50% de derechos los tuvo el Deportivo en 2006 tras la operación de Munitis. Y Víctor Sánchez del Amo. Siete temporadas como jugador y una como entrenador en Riazor. De aquí para allí cabe destacar al riojano Pablo Pinillos, pundonoroso lateral derecho que estuvo en A Coruña dos temporadas y acabó seis campañas en el Cantábrico, llegando a ser capital del equipo.

En Santander nos alojábamos siempre en el Hotel Palacio del Mar. Principalmente porque era un buen alojamiento, pero sobre todo porque estaba a doscientos metros del estadio y podías aprovechar mucho más el descanso y trabajar en el pospartido.

El Paseo Pereda, la Catedral y las grandes plazas estaban en el otro lado de la ciudad. Pero a un buen alcalde se le ocurrió hacer un túnel que comunicaba la propia zona del Sardinero con Puerto Chico (Tetuán) en apenas 350 metros y que tiene un antecedente ferroviario del siglo XIX. Si vas junto al mar, por la vera del Palacio de la Magdalena, hay una distancia superior a cuatro kilómetros. Zona magnífica, la de la playa también para el ‘copeteo’.  Atravesando el túnel llegas a la zona del puerto en cinco minutos y te encuentras con La Mulata, templo gastronómico especializado en marisco a precio ‘humano’.

¿Quién no tiene un recuerdo de Santander si viajó a la ciudad cántabra con motivo de un encuentro del Deportivo?