Negativos y positivos
Una jornada más, una jornada menos. El regreso a Primera está un día más cerca. Y si hoy es así, no podemos engañarnos, es por obra y gracia de Yeremay Hernández. Amén. El canario es uno de esos futbolistas que escasean en los tiempos que corren. Pura inspiración. Pura técnica. Jugador de potrero, que diría un argentino. El aficionado o lo ama o lo odia. El entrenador, o lo pone siempre en el once o lo manda dar vueltas al campo como castigo en el entrenamiento del lunes, del martes y del miércoles, antes de decidir, claro, que el domingo —o el sábado, o el día que vuelva a haber partido— lo vuelve a incluir en el equipo titular.
El Dépor sigue sin conocer la derrota. Son ocho jornadas ya, con cuatro victorias y cuatro empates. Los resultados transmiten solidez. Las sensaciones hasta ahora —salvo la primera mitad de Butarque— iban en consonancia con los números. Esta vez, el aroma desprendido por el equipo se ha desviado con respecto al rendimiento. Es cierto que ayer visitó Riazor un hueso, un equipo repleto de jugadores de Primera: Sergio Arribas, Andrés Fernández, Nico Melamed, Léo Baptistão, André Horta, Nélson Monte, Iddrisu Baba —uno de los grandes culpables de la debacle deportivista en Mallorca en 2019— o los ausentes Lopy y Embarba. Pero no es menos cierto que el Deportivo, frente al Almería, dejó dudas en ciertos aspectos del juego y, sobre todo, varios futbolistas dejaron entrever que sus capacidades quizá no son del todo acordes a lo que exige un equipo que pretende asumir el reto de ascender a la división de honor.
En cuanto al juego, aparecieron las lagunas en el balón parado defensivo. Tengo que decir que, personalmente, ya me tardaba que el Dépor encajase un tanto de remate de cabeza en acción de estrategia. En Leganés ya tuvimos un anticipo, con el tanto de Duk, de la falta de contundencia de la zaga blanquiazul. Esta vez, el Almería marcó de testarazo directo, en plena área pequeña. Bonini escapó de la marca de Dani Barcia con un sutil empujón y le ganó el salto por la espalda a Loureiro. Germán se quedó con ambos pies en el suelo.
En cuanto a los futbolistas, por una parte quedó claro por qué Hidalgo apuesta por situar a Loureiro en el centro de la zaga. La media hora de Lucas Noubi se puede ver en rebobinado en cualquier plataforma televisiva para corroborarlo. Por otra parte, Patiño circuló la pelota con criterio, aunque su confianza se esfumó cuando tuvo la oportunidad, en varias ocasiones, de desplazarla en largo hacia un desmarcado Quagliata.
Todavía queda mucho por remar. Muchos puntos por ganar y también muchos por perder. Por lo visto ante el Almería, el Deportivo puede darse con un canto en los dientes por continuar invicto. Porque hay que ser positivo.
