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O Noso Fútbol

Un talento de Teixeiro luce en la selección gallega

El infantil Róber Freire da el salto desde las escuelas municipales al Ural y la Irmandiña

Santi Mendoza
26/09/2025 23:11
Róber Freire, centrocampista de Curtis nacido en 2012, posa con la equipación del Ural, su nuevo equipo
Róber Freire, centrocampista de Curtis nacido en 2012, posa con la equipación del Ural, su nuevo equipo
PATRICIA G. FRAGA

Róber Freire (Teixeiro, Curtis, 2012) es solo un niño, pero en su pueblo le tienen un cariño especial. Lleva desde muy pequeño marcando un buen puñado de goles en las escuelas municipales, tanto en fútbol sala como en fútbol once, y ahora, coincidiendo con su fichaje por el Ural Español, ha recibido el premio de ir convocado a un entrenamiento con la selección gallega sub-14

Una gran experiencia que deja ganas de más. “Bien, pero se me hizo corto. Ahora a seguir trabajando a ver si tengo otra oportunidad”, cuenta con timidez, consciente de que todavía queda mucho trayecto por recorrer en la base. 

Róber dio sus primeros pasos en el mundo del fútbol con tan solo cuatro años, en la categoría de biberones del Curtis. Lo hizo rodeado de sus amigos, algo que no cambió hasta este año pese a que no le faltaron las propuestas. “Siempre jugué con mis amigos y tuve muy buenos entrenadores como Ángel Ares y Santi Marín”, resume. Su nivel fue siempre alto y no pasaba desapercibido, como con sus 66 goles en 30 partidos el curso pasado (una media de 2,2 por encuentro). 

Pese a que por los números puede parecer delantero, lo cierto es que es un mediocentro competitivo, con capacidad para jugar de mediapunta, lateral o incluso central. Pura polivalencia, con un padre, Roberto, que acostumbra a repetir: “No hay que volverse locos, lo importante es que disfrute”. 

Reivindicación

Ángel Ares, su entrenador durante años, hace un alegato en favor de los clubes pequeños en la formación de buenos futbolistas. “Los clubes de la montaña y As Mariñas somos un poco los olvidados. Hay un jugador que destasca un montón y en cuanto va al Ural, inmediatamente lo convoca la selección gallega. Si no hubiese ido al Ural...”, reflexiona antes de reivindicar la bonanza de los combinados comarcales, sistema que utilizaban cuando él era seleccionador gallego de fútbol sala. 

“El paso previo lo tienes. Los jugadores pasan por las selecciones locales y no hace falta que vayan a determinados equipos para que los vean y tengan esa repercusión”, añade el preparador. 

“Nos ha pasado más veces. A ese equipo lo han barrido entero. Se llevaron cuatro y tocaron a otros cuatro que no se han ido. Un infantil B de un sitio en el que todos son de aquí. Nosotros no fichamos a ni un solo jugador. Es una escuela municipal a la que todo el mundo que viene juega. Y en su año natural, no vamos buscando la forma de hacer equipos mejores y peores. Queremos que todos tengan una formación constante, que vayan pasando de categoría todos juntos”, explica sobre el funcionamiento del club.

Róber juega ahora en la División de Honor Infantil y en dos jornadas con el Ural ha decidido un partido en el descuento y ha marcado otro gol en el empate de la segunda fecha. “Si los vas a ver un día te quedas con otros del equipo, que son más espectaculares, hacen un regate de la leche... Pero coges las estadísticas y es el que más marca, el que más recupera, el que más asiste... Es un 8 u 8,5 siempre”, resume su exentrenador. 

“Tuvo un crecimiento físico muy bueno, porque era un jugador ancho y estiró. ¿Qué va a salir de ahí? Ya entramos en la lotería, porque falta el segundo desarrollo, como acaban creciendo, y la suerte”, agrega Ángel Ares. 

Lucas Vázquez

Como formador, profundiza en estos dos conceptos: “Imagínate un fenómeno como extremo, pero que acaba midiendo 1.90 metros y pesando 95 kilos. Ya no va a tener las condiciones óptimas. Y para la suerte te pongo el ejemplo más claro. Lucas Vázquez ficha por el Real Madrid porque lo quiere Benítez, pero lo echan en Navidad. Entonces llega Zidane, que en principio no va a contar con él. Se puede quedar, pero hay dos por delante. Esos dos se lesionan y acaba jugando la final de la Champions y marcando el primer penalti contra el Atlético”. 

No es casual la mención a Lucas Vázquez, jugador nacido en Curtis al que también entrenó en su día y al que recurre para explicar lo que para él diferencia a un jugador top de uno que no lo es. “He tenido jugadores mejores que él, incluido en su equipo. Pero Lucas tenía cabeza y competitividad. Con 11 años pedía que jugara yo en el equipo contrario, porque quería que se lo pusieran difícil. Eso es lo que marca la diferencia”, explica. 

Ángel asegura que Róber tiene eso: “Cuando los demás se esconden, este se levanta. Y es competitivo al máximo. De pequeño era un desastre, porque todo lo convertía en competición y si perdía se iba llorando. Ahora ha cambiado para bien. Ya me han contado que el otro día se echó el equipo a la espalda en el Ural y siempre es muy complicado hacerlo cuando llegas a un equipo nuevo y cuesta asumir roles”. 

Le queda camino por delante, pero tiene la ilusión. “Juego donde el entrenador piense que le aporto más al equipo”, finaliza un Róber que disfruta del fútbol once por sus espacios y dice haberse integrado muy bien a su nuevo equipo, el Ural.

Róber, durante su etapa en el Curtis
Róber, durante su etapa en el Curtis
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