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Balonmano

Un gol sobre la bocina permite al OAR regresar a la senda del triunfo (36-37)

Los coruñeses derrotan al filial del Barcelona a domicilio tras un partido irregular con un épico final

QUINTANA
El OAR supo hacerse valer en un partido con muchos goles
QUINTANA

Aún más importante que no caer, es tener la capacidad de levantarse. Con esa premisa se presentó a su cita el Attica 21 Hotels OAR Coruña después de sufrir su primera derrota en la jornada pasada a manos del Trasmapi Ibiza. No era el rival más propicio para lograrlo en mitad de una complicada semana de entrenamientos. Y el Barça Atlètic se encargó de convertir el choque en un reto mayúsculo en el que Roldán y Rubén Sánchez ejercieron de héroes improvisados para devolver a al conjunto herculino a la senda del triunfo (36-37).

No tardó en toparse con las primeras dificultades el siete elegido por Fernando González para doblegar a un rival que quiso acudir a una batalla cuerpo a cuerpo, con ataques vertiginosos y sin concesiones. Los diez goles anotados en poco más de seis minutos no fueron casualidad en un arranque eléctrico en el que los ataques dominaron por completo a unas defensas demasiado permisivas. A partir de ahí, el cuadro coruñés logró ajustar parcialmente su balance y tomó la primera ventaja en el tanteador gracias a una rosca desde el pivote firmada por De Freitas (5-6, min. 7). Fue, sin embargo, un espejismo que no sirvió para romper la igualdad ni para detener las correrías de Blas. El joven extremo de Palautordera, con su velocidad y verticalidad, encontró una y otra vez los huecos en una muralla del OAR plagada de grietas, para desesperación de Mijuskovic.

No fue en los ataques estáticos del Barça Atlètic donde más sufrió el equipo coruñés. Las imprecisiones en los pases y el empecinamiento en conectar con el pivote ante una defensa muy agresiva y anticipadora dieron pie a varios contragolpes consecutivos que elevaron la desventaja en el marcador a 16-12 a falta de menos de diez minutos para el descanso. De poco sirvió el tiempo muerto solicitado por el técnico cántabro para frenar la propuesta basada en el dinamismo de Ferran Porres, quien incluso apostó por jugar un pivote casi siempre fuera de su demarcación original.

No mejoró en exceso la imagen del cuadro oarista en el regreso a la acción tras el intermedio. La falta de ideas para combinar de Álex Chan obligó a Fernando González a ofrecer el timón a Roldán para evitar el naufragio de una tripulación que encontró en los lanzamientos lejanos su único salvavidas.  Más nítido lo tuvo el filial culé, sin desviarse un ápice de su hoja de ruta. Su sistema de ayudas, rebosante de energía, fue el combustible para mover un ataque en el que Ortega, Blas y Lopes siempre encontraron terreno expedito para galopar y golpear ante la meta de un Mijuskovic indefenso (29-24, min. 42). Pese a todos los contratiempos, la formación coruñesa se aferró al encuentro y supo esperar su momento para poner contra las cuerdas a su oponente. Lo hizo gracias a los errores en el lanzamiento de un Barça Atlètic muy efectivo en esa faceta hasta esos instantes, unido a las buenas intervenciones del veterano guardameta montenegrino. Sobre esas bases se construyó un parcial de 0-6 que volteó el duelo con una acción de laboratorio culminada por De Freitas, solo en el extremo (29-30, min. 49). Un punto de inflexión que obligó a Ferran Porres a parar el cronómetro ante el momento de efervescencia y dureza defensiva mostrado por un OAR Coruña cuyo sprint hacía la victoria se vio interrumpido por otro buen momento del equipo barcelonista.

Con empate a falta de cinco minutos para el final, Fernando González recuperó a Álex Chan con cuentagotas, consciente de las molestias en la mano derecha que impidieron al central desplegar su juego con plenas facultades. Un desenlace en el que cada tanto del conjunto local encontró réplica inmediata del cuadro herculino para mantener las tablas hasta que Roldán falló un lanzamiento de penalti que podía dar ventaja al OAR. Deseoso de resarcirse, el talentoso jugador leonés aprovechó una buena defensa colectiva para robar la pelota y lanzar una contra que finalizó Rubén Sánchez en el lado opuesto sobre la bocina. Un desenlace de infarto para la victoria épica de un equipo que nunca dejó de creer ni de pelear hasta encontrar su merecido premio.