
Un coruñés en la meca del running
Roi Barros, entrenador en el Sporting Club Casino, pasa dos semanas en Iten (Kenia) empapándose de la cultura de entrenamiento del pueblo con más campeones olímpicos por cápita
Amanece en Iten (Kenia) y no hacen falta despertadores. El ruido de las zapatillas sobre los típicos senderos de arcilla roja hacen el trabajo. Apenas son las seis de la mañana y cientos de atletas, profesionales y aficionados, locales y turistas, repiten cada día el mismo ritual, como si correr se tratase del primer mandamiento de una religión en la que los otros dos son comer y descansar. En la tierra de los campeones, la mundialmente conocida como la cuna del running, se vive por y para entrenar. Los 2.400 metros de altitud sobre los que está erigida hacen el resto. Con 4.000 habitantes, es la población que acumula más campeones olímpicos por cápita. De allí son, o residen por sus excepcionales condiciones, algunos de los mejores fondistas, entre ellos el rey del maratón Eliud Kipchoge. Y allí pasa dos semanas el coruñés Roi Barros, entrenador del Sporting Club Casino, empapándose de una cultura que le cautivó.

"Esta es la tercera vez que vengo", explica este aficionado al running de 37 años que había sido futbolista y nadador pero que después de terminar TAFAD en 2010 y de empezar a trabajar de entrenador, se lanzó al asfalto y ahora también al Hyrox. "A raíz de empezar a correr me fui dando cuenta de que los que ganaban siempre, los atletas de élite, eran casi todos de aquí", cuenta desde la localidad del Valle del Rift. "Me puse en contacto con un chico catalán que trabaja de fisio con un equipo de entrenamiento profesional porque me interesaba venir para ver cómo vivían y cómo entrenaban", recuerda. El COVID frustró su primer intento, pero una vez pasada la pandemia en 2022 pudo cumplir con su sueño. Repitió en 2023 y aunque en 2024 se saltó la ya tradición, en este 2025 regresó a su refugio keniano.

"Me encantó", resume. Por un lado, la experiencia atlética y por otra, la humana. "La gente de aquí entrena todos los días porque su sueño es ir a una carrera popular y que algún mánager se fije en ellos y les dé la opción de ganarse la vida corriendo", explica. "A las seis de la mañana los del pueblo ya están corriendo, 15 ó 20 kilómetros, una hora o una hora y pico. Y muchos cuando vuelven de correr no tienen qué comer, esa es la verdad, porque muchos no tienen trabajo. Entonces se dedican a entrenar y a ver si hay suerte", continúa.
"No tienen nada, son muy pobres", apunta, "pero aquí todo el mundo sonríe". Lo que le ayuda a reflexionar y a relativizar sus problemas del primer mundo. "Estamos que si el reloj de última generación, que si hay que cambiar las zapatillas cada 700 kilómetros... aquí se te olvida todo eso", reconoce. Incluso el estrés. "En casa tiene ese ritmo de tengo que despertarme, tengo que ir a entrenar, a trabajar, tengo que aprovechar el tiempo todo el rato, ser productivo... Y aquí desde las seis que te levantas, sales a correr, a las ocho y media estás duchado y desayunado y tienes todo el día por delante". Por la tarde puede que haya otra tirada suave para completar las dos sesiones diarias. Los sábados más fuerte. Y el domingo, descanso para ir a la iglesia.
Solidaridad
Intenta por eso que su paso por Iten no sea solo unidireccional. Allí le aportan mucho y él, a su manera, intenta dejar algo de su huella. Una forma es donando prácticamente toda la ropa y zapatillas con las que viaja. "Sé que les van a seguir dando uso", dice. Pero la maleta no vuelve a casa vacía, sino que lo hace con pulseras de encargos que le han hecho desde A Coruña. "Las hacen a mano y son muy típicas. son unos brazaletes con un hilo muy fino, como si fuera de pescar, que le van metiendo bolitas y ponen el nombre y la bandera de Kenia. Este año incluso les enseñé la bandera de Galicia y también me la hicieron", comenta. Al final, porque aún está aceptando pedidos hasta que regrese el próximo viernes 24 (antes pasará por Valencia para correr el medio maratón) ha pedido más de cien.
Aunque lo que más le gustaría sería poder traer a un par de corredores, dos hombres y dos mujeres, a España. "Hay populares de aquí que hubiesen ganado Coruña10 el otro día sin sudar", advierte. "Yo les pagaría el avión para que fueran y que ganaran un par de carreras con sus respectivos premios en metálico para llevar el dinero a casa, pero les ponen muchas trabas para salir del país" se lamenta, "o es a través de un mánager grande o si no es muy difícil que una persona popular le dejen salir". Para ellos sería una gran ayuda porque, cuenta, el sueldo medio mensual es de unos 60 euros.
A la caza de Kipchoge
Aunque es su tercera visita, le queda un reto pendiente: sacarse una foto con Eliud Kipchoge. "Vive en un pueblo (Eldoret) que está como a 20 kilómetros de donde estoy yo, pero en un centro de entrenamiento de Nike que está apartado y que es como un búnker. Allí no puedes ir a hacer una foto ni nada. Porque viven en tranquilidad absoluta y solo sale para entrenar y ya está", explica y enumera sus intentos fallidos. En 2022 no pudo dar con él porque había hecho el maratón de Berlín y por tanto en octubre estaba de vacaciones. En 2023, algo parecido. "Y este año como va a correr en Nueva York, que es el mes que viene, dije que a ver si lo pillaba entrenando algún día. Pero resulta que las dos pistas que yo conocía están cerradas y que ellos ya tienen una en su centro entonces no tienen que salir. No sé, me queda una semana y no descarto nada, pero lo veo difícil, voy a tener que volver", bromea.
Es casi como ver a un unicornio. "Conozco un fisio que trabaja para él y ni siquiera él sabe con antelación dónde van a estar. Lo llevan en secreto para que no haya filtraciones porque si se sabe que va a estar en tal sitio, allí vamos todos los turistas, que antes éramos pocos, pero cada vez somos más". Eso sí, una vez que aparece, "es súper amable, cuando acaba de entrenar te firma 40 camisetas, zapatillas, fotos...". Allí es como un héroe y sería como si de repente apareciese Leo Messi en la plaza de María Pita. "El domingo fue el maratón de Chicago y fui a verlo porque aquí las carreras populares las echan en la tele y es como el fútbol, vas a un bar y es una fiesta". Domingos de misa y maratón.


