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Liceo

Un empate como mal menor para el Liceo en Sant Just (2-2)

El equipo verdiblanco marcó dos goles en al recta final para igualar la ventaja de los locales - Salvó el invicto, pero mañana puede perder el liderato si ganan Barça o Reus

Los jugadores del Liceo celebran un gol contra el Sant Just
Los jugadores del Liceo celebran un gol contra el Sant Just
Cedida

Sigue la maldición de La Bonaigua, donde el Liceo no había sido capaz de ganar en sus dos primeras visitas al Sant Just. Y tampoco lo consiguió en la tercera, aunque por lo menos sacó un punto prácticamente in extremis con dos goles a falta de poco más de tres minutos para el final que igualaron los dos de ventaja que tenían los locales (2-2). Salvaron el invicto los verdiblancos, pero ahora dependen de Barça, Reus e Igualada para mantener el liderato. Si gana cualquiera de ellos (los dos primeros juegan este domingo contra el Noia y el Calafell y el tercero, el miércoles frente al Alcoi) les cederá el puesto. Vaso medio lleno y medio vacío a la vez. Lleno por la reacción, por esa capacidad de creer cuando todo está en contra y cuando no había demasiados motivos para hacerlo para sacar un punto cuando iban a ser cero. Vacío por no ser los tres cuando la diferencia entre unos y otros, sobre el papel y por las rachas de ambos, parecía que podía inclinar la balanza.

El Liceo no está cómodo en el terrazo, una superficie tan diferente al parqué en el que suele jugar y donde se desempeña todos los días en el Palacio de los Deportes de Riazor. Y el de La Bonaigua se le atraganta especialmente. Juan Copa tiraba de su quinteto habitual, el de los veteranos. Nuno Paiva y Dava Torres con disparos lejanos hacían los primeros intentos de sorprender a Gerard Camps. Pero no le estaba gustando al técnico lo que veía en pista que empezó pronto con las rotaciones.

Salieron a pista Nil Cervera y Bruno Saavedra. Se sentaron Nuno Paiva y Toni Pérez. El catalán fue el encargado de responder a la ocasión local, de Iñaki Cabezas, con un buen gesto técnico en el área para despistar a los defensas. El dos liceísta primero lo probó desde lejos. Después la tuvo a la contra. Le encimaba un rival, pero metió cuerpo y se plantó frente a Camps, que realizó una parada que rozó la calificación de milagro. Saavedra era protagonista negativo al tener que sentarse por un golpe.

El dominio era verdiblanco. El Sant Just especulaba más, pero estaba cómodo en esa situación, sobre todo porque se aprovechaba muy bien de su salida en velocidad, lo que le servía también para hacer buenos balances defensivos que impedían que el Liceo pudiera correr a la contra. Se iban quedando sin recursos los coruñeses, a los que además les faltaba precisión en el último pase. Jacobo Copa contactaba con Arnau Xaus dentro del área, pero bien defendido no podía enganchar el tiro. A Dava Torres también se escapaba un pase de César Carballeira por poco y a este, el rechace de la jugada. Y así hasta el descanso con un 0-0 que empezaba a poner nervioso al Liceo.

Y si no eran pocas, se acumulaban las desgracias para el equipo verdiblanco en el inicio del segundo tiempo, en el que se rompió Bruno Saavedra. El que es una de sus puntas de lanzas en el inicio de la temporada sintió un pinchazo al realizar el movimiento de disparo. Levantaba la mano al momento y se la llevaba a la zona dañada. Ya no volvió a la pista. Poco después fue Arnau Xaus el que tuvo que recibir la asistencia sanitaria por un corte debajo del ojo que le provocó sangre. Dos menos.

Pero esa serie de catastróficas desdichas aún tenía nuevos capítulos para el Liceo. Y estos ya con consecuencias para el marcador. Iñaki Cabezas cogió la bola y se fue hacia portería. Le defendieron bien, escorándole. Pero ya casi sin ángulo disparó cruzado y la mandó a la escuadra contraria. Imposible para Blai Roca. Era el 0-1 y no pasó ni un minuto para el 0-2 con un disparo exterior de un Pau Gilabert con demasiado tiempo para pensar sus movimientos.

Juan Copa para la sangría

Gerard Miquel rozó el tercero, con un remate ajustado al palo, por suerte para el Liceo, por fuera. Juan Copa tenía que pedir tiempo muerto y aún se le complicaba más la situación cuando el equipo cometió la novena falta cuando quedaban por delante nueve minutos. Ahora ya no quedaba ni red. Pero los verdiblancos no tuvieron miedo y dieron un paso al frente. Fue el momento de Gerard Camps, que seguramente provoque pesadillas esta noche a más de uno. Ya solo se jugaba hacia un lado, pero el Sant Just en las que tenía metía miedo, incluso mandó una bola al palo. 

En el último tiempo muerto los coruñeses ya casi ni esperaron a que sonara la bocina que indicaba que había que volver a la pista. Una actitud de que estaban decididos y confiados en que aún podían solucionar su paso por La Bonaigua. Se lo creyeron definitivamente cuando tras una jugada de Dava Torres por la banda, pasó al interior del área y Nuno Paiva marcó al segundo remate (en el primero había intervenido de nuevo Camps). Quedan algo más de tres minutos y cuando se sobrepasó el uno y medio Blai Roca miró al banquillo por si se sentaba y el Liceo se la jugaba con cinco para cuatro. No hizo falta. Porque justo en esa jugada fue Toni Pérez el que cazó una bola en el área y la metió para dentro. Quedaba 1:16. 

Se repetía un poco la historia del año anterior, pero al revés. Entonces era el Liceo el que dominaba 0-2 y vio como el Sant Just empataba con dos goles en el último minuto. Ahora fueron los verdiblancos los que recortaron la ventaja inicial de los de casa. Y aunque quedaba un poco para buscar el tercero, el Liceo pareció conformarse con el mal menor.