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Liceo

Martí Serra, un 'infiltrado' en el Palacio de Riazor

El portero del Calafell, ex del Liceo, jugó contra los coruñeses con unas guardas estampadas con el escudo verdiblanco

Martí Serra, portero del Calafell, con las guardas del Liceo
Martí Serra, portero del Calafell, con las guardas del Liceo
Germán Barreiros

Los jugadores de hockey, los deportistas en general, son muy maniáticos, a veces incluso supersticiosos. Los hay que llevan siempre la misma ropa (con o sin pasar antes por la lavadora por si el jabón y el agua les quita el toque mágico, sobre todo después de una victoria); los que repiten rutinas antes de los partidos o aquellos que necesitan determinado orden en el vestuario. Y después está César Carballeira, que las tiene todas y más. Pero no es el único. Esas manías provocaron el pasado sábado en el Palacio de los Deportes de Riazor una curiosa imagen con Martí Serra, portero del Calafell y ex del Liceo, jugando con unas guardas que lucían el escudo verdiblanco incrustado en el mapa de Galicia. Eso sí, para evitar suspicacias, hizo un partidazo, evitando que los locales, que se estrellaron una y otra vez contra su propia imagen, marcasen hasta el minuto 34.

Martí Serra jugó en el Liceo las últimas tres temporadas y en el Palacio de los Deportes de Riazor ya se siente prácticamente como en su propia casa. Este verano dejó A Coruña y fichó por el Calafell, un equipo en el que ya había militado. Y no es que el equipo tarraconense no le dé una equipación nueva (por más que las protecciones de las piernas de los porteros cuesten cerca de 500 euros) porque sí llevaba los guantes estampados con el escudo del club. Es que se siente cómodo con las guardas con las que llevaba los últimos años y prefiere no reemplazarlas. Si algo va bien, para qué cambiarlo. Cuestión de superstición, suerte o simplemente, buscando el mejor rendimiento posible. 

Serra, que como verdiblanco había dejado varias veces su portería a cero y batió el récord de imbatibilidad del club y a punto estuvo de hacerlo con el de la competición, fue uno de los más destacados de su equipo. Durante toda la primera parte no permitió que la bola cruzase la línea, y cuando lo hizo, como con un remate de Toni Pérez, el gol no subió al marcador porque los árbitros no lo vieron. En la segunda parte encajó tres, pero también detuvo una directa a Arnau Xaus. Después del partido, como si fuese uno más del Liceo, dio la vuelta de honor junto a sus excompañeros para firmar autógrafos y sacarse fotos con la afición local.