El Rivas, final y principio para el Liceo
Los verdiblancos terminan frente a los madrileños (Riazor, 19.00 horas) los duelos contra recién ascendidos y abren el maratón de tres partidos en siete días, el próximo el martes en el Palau

Final y principio. El Liceo termina contra el Rivas (Palacio de los Deportes de Riazor, 19.00 horas) la tríada de partidos seguidos contra los recién ascendidos en el arranque del curso (antes SHUM y Cerdanyola) y a la vez abre una nueva, la de encuentros que va a jugar en siete días: el próximo el martes contra el Barça en el Palau Blaugrana y el último dentro de una semana de nuevo en casa frente al Calafell.
Todavía sin Tombita, con el alta médica pero que aún no cuenta con la deportiva, Juan Copa podrá utilizar a sus diez efectivos habituales y debido al calendario, será muy importante la rotación, sobre todo en el caso de los dos capitanes, Dava Torres y César Carballeira, que son los que más minutos suelen acumular en sus patines. Ya con la primera victoria en el casillero, después de ganar hace una semana en su visita al Cerdanyola (2-5), los verdiblancos querrán resarcirse del empate contra el SHUM con el que arrancaron la Liga frente a su afición (3-3).
El Rivas, por su parte, ya tiene también su primer punto gracias a una gran remontada en la segunda parte del partido de la semana pasada contra el Sant Just, con el que iba perdiendo 1-3 al descanso y que finalmente igualó con dos tantos para abrir la cuenta que quiere que le lleve hasta la permanencia. En la primera jornada el conjunto madrileño había cedido en su visita al Calafell (4-2).
César Carballeira, que marcó tres goles contra el Cerdanyola, es de momento el pichichi del equipo, con cuatro tantos en total. También de la OK Liga. Pero para el Liceo el partido de la semana pasada tuvo otras buenas noticias, como el primer gol de Toni Pérez tras una gran jugada individual de Nuno Paiva. Dos de los fichajes que necesitan entrar cada vez más en juego. Como también dio un paso adelante Nil Cervera, convertido en el líder de la segunda unidad. Aunque el Liceo todavía echa de menos los goles de Arnau Xaus, que fue el máximo realizador la temporada pasada y esta aún no se ha estrenado.

Tarde de reencuentros
Si la semana pasada esperaban Sergi Miras y Marc Coy en Cerdanyola, en esta visitan el Palacio de los Deportes de Riazor dos excanteranos verdiblancos como Iñigo Artacho y Pablo del Río. Ninguno llegó a debutar con el primer equipo, pero ambos tuvieron un papel importante en la base y ahora coinciden en un Rivas al que ambos llegaron esta temporada después de distintas trayectorias por España, Francia y Portugal.
Artacho, de hecho, no es coruñés e inició su periplo cuando con 12 años sus padres decidieron mandarle a estudiar al colegio Liceo. "Menos mal", responde este pamplonés de nacimiento. Puede que sin su paso por la ciudad no siguiera jugando al hockey hoy en día. "Seguramente, pero nunca sabemos, pero menos mal porque si no llego a ir me hubiese perdido una etapa maravillosa", dice, contento por volver a la que fue su casa durante siete años.
Vivía en la residencia, estudiaba en el centro y el resto del tiempo lo empleaba para un hockey en el que formó una generación dorada para el Liceo junto a César Carballeira, al que se reencontrará sobre la pista ("ya se veía que iba a triunfar, lee el hockey como pocos y le acompaña un físico portentoso"), y Adrián Candamio, ahora uno de los referentes del Dominicos (también coincidió con Dava Torres y Martín Rodríguez).
Fueron campeones de España de la categoría infantil, lo que después le abrió diferentes puertas. Primero las del Cerceda, donde estuvo a las órdenes de Juan Copa (más reencuentros). "Me exprimió todo lo que pudo y le estoy muy agradecido, pero me hubiese gustado estar más preparado para estar más a la altura, era joven y me faltaba mucho", reflexiona desde sus 29 años. "Ahora creo que se encontrará con un jugador más maduro, muy intenso, al que le gusta el contacto
El Compañía de María fue su siguiente destino en A Coruña previamente a su primera etapa en Madrid, en el Alcobendas, y más tarde, viaje a Portugal, donde pasó por el Riba d'Ave y el Famalicense, su última para antes de enrolarse este verano en el Rivas. "El paso por Portugal fue muy bueno, pero sentía que ya se había acabado mi etapa allí. Fue una experiencia, pero no me quería quedar y sacrificar toda mi vida por el hockey", apunta sobre su decisión, "así que como ya había estado en Madrid, tenía muchos amigos y acababa de subir a la OK Liga, pregunté si era una opción y me abrieron las puertas".
También Pablo del Río creyó que era su mejor opción después de pasar por el Alcoi, con el que incluso estrenó su palmarés europeo al proclamarse campeón del WSE Trophy. "Tenía un año más de contrato, pero no se dio", explica, "así que una de las opciones que se me abrió fue la del Rivas y como quería venir a Madrid a hacer un máster de fisioterapia me venía muy bien". La mejor decisión para él. "Estoy súper contento con los dos meses que llevo aquí. Tanto con el club como con la gente. Hay muy buen rollo".
Del Río venía del Alcoi y antes también había tenido su aventura en el extranjero, en su caso en Francia, donde coincidió en el Saint Omer con Martín Rodríguez (y también con el coruñés Jacobo Mantiñán) y ganó la Liga y la Supercopa galas; y antes tuvo protagonismo en el Vilafranca y en el Vendrell, a donde se fue cedido por un Reus en el que también hizo sus pinitos con el título de la Supercopa de España.
Referencia del hockey madrileño
El objetivo del Rivas no es otro que la permanencia, aunque los dos saben que será muy difícil ya que estadísticamente los equipos que suben suelen ser los descendidos al año siguiente. El propio equipo madrileño lo vivió en sus carnes hace dos temporadas (ascendió, descendió y volvió a ascender) y también Artacho cuando estaba en el Alcobendas. "Es muy difícil quedarse", reconoce el navarro. "El club tiene muchas ganas de mantenerse y nosotros vamos a hacer todo lo posible", apunta Del Río, "pero tampoco nos conformamos solo con eso".
El Rivas además tiene la responsabilidad de ser la cabeza visible de un hockey madrileño al alza. "Tener un equipo en la máxima categoría le da a la base un objetivo y es impulso para el crecimiento", señala Del Río. "Llevan muchos años haciendo las cosas bien y el hockey en Madrid ha crecido mucho", reconoce Artacho. "Es muy importante que haya hockey en más sitios y aquí, con jugadores muy físicos y luchadores, hemos empezado a creer que podemos", dice. Por eso la permanencia es todavía más crucial. "Estar en la OK Liga nos da visibilidad y también afición, porque a todo el mundo le gusta que venga a jugar el Barça o el Liceo", valora.
A él le tocó ser el protagonista en el empate de la semana pasada contra el Sant Just con dos goles que sirvieron para el empate. "No suele ser así", bromea. "Se nos complicó el partido en la primera parte pero supimos remontar e incluso nos merecimos más, una lástima", analiza Del Río, que cree que es el camino a seguir en Riazor. "No vamos a ir de viaje", avisa. "Nos dejaremos hasta la última gota de sudor", le apoya su compañero.


