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Liceo

El Liceo arranca la Liga con un empate en casa contra el SHUM Maçanet (3-3)

Los verdiblancos ya perdían 0-2 en el minuto 5 y aunque remontaron hasta el 3-2, el conjunto catalán, recién ascendido, marcó la igualada a treinta segundos para la bocina

María Varela
27/09/2025 21:22
Carballeira presiona a Josep Hernández en el Liceo-SHUM disputado en el Palacio
Carballeira presiona a Josep Hernández en el Liceo-SHUM disputado en el Palacio 
 Javier Alborés

Mal inicio. Mal final. Dominio entre uno y otro extremos del partido. Pero no fue suficiente para evitar que el Liceo empezara la Liga cediendo ya terreno con un empate frente al SHUM Maçanet (3-3), que dio la sorpresa en el Palacio de los Deportes de Riazor. Los verdiblancos dieron una ventaja de dos goles de salida, remontaron y tuvieron muchas opciones para llegar al final sin pasar apuros. Pero se les atragantó el gol. Incluso con dos palos y con una falta directa en el último minuto. No resolvió y fue el SHUM el que, atrevido y sin rendirse, aprovechando esa inesperada vida extra, jugó sus cartas en superioridad y encontró el empate con un disparo lejano. Cuando la exigencia es máxima, un punto contra un recién ascendido y en casa, no puede dejar buen sabor de boca.

Los prolegómenos sirvieron para dos homenajes, uno en forma de pasillo y vídeo a Jordi Adroher y otro con un minuto de silencio para recordar a Fernando Galmán. Pero en el inicio el que se dio el homenaje fue el rival, un SHUM que en dos acciones marcó dos goles. Regreso soñado a la OK Liga. Seguramente ni ellos esperaban un guion mejor. Minuto dos, disparo de media distancia de Roger Presas que despistó a Blai Roca. Minuto cinco, internada de Aleix Domenech, que aunque no muy ortodoxo, batió por bajo al nuevo defensor de las redes liceístas. Dava Torres llamaba a filas.

Unos estaban jugando mucho más efectivos, el ABC, directos a portería. Los locales, sin embargo, mareaban una y otra vez la bola sin intención. Pase, pase, pase. Y vuelta empezar. Como un equipo dirigido por Guardiola. Y aun así, no estaban teniendo ocasiones claras de gol, bien por la buena defensa gerundense, también con acciones destacadas del portero, bien porque a los verdiblancos les fallaba el último pase, a veces sobraba y otra por defecto, sin término medio. Juan Copa miró al banquillo. En principio se levantaban dos, pero cambió de opinión. Cambio total. Los cuatro veteranos para dentro (Carballeira-Paiva-Torres-Pérez). Los cuatro jóvenes para fuera (Xaus-Copa-Cervera-Saavedra).

Reacción local

Cambió un poco la intensidad, sobre todo con Bruno Saavedra, que después de quedarse sin jugar casi toda la segunda parte de las semifinales de la Supercopa de España contra el Barça por una roja (por segunda amarilla al banquillo). Tenía ganas acumuladas. Y su afán de ver portería, cuando viene acompañado de orden (ya se sabe que la potencia sin control no sirve de nada), es un arma demasiada poderosa. Se movió bien, se fue acercando al área y dejó su sello con una espectacular jugada en la que desde detrás de la portería picó la bola y remató cruzado, a la escuadra contraria que tapaba el meta visitante.

Parte del trabajo ya estaba hecho y cuando volvieron a entrar los titulares, otra vez con los cuatro cambios del tirón, la actitud ya era completamente diferente. La bola corría más rápido, había menos dudas y tampoco se hicieron concesiones a un rival que ya había demostrado cómo se las podía gastar ante el mínimo resquicio. Hubo jugadas de hasta tres y cuatro remates en el área. Incluso una contra con una gran pase de Nuno Paiva al segundo palo, donde esperaba Toni Pérez, en la que el público prácticamente cantó el gol. Y justo cuando mejor estaba el Liceo, que parecía que empezaba a entrar el calor, sonó la bocina que indicaba el fin de la primera parte.

Para iniciar la segunda Copa optaba por un mix de los dos quintetos que había utilizado en los 25 minutos iniciales, combinando veteranía (los capitanes Torres y Carballeira) y juventud (Saavedra y Cervera). Ya en la primera jugada Jordi Pons tuvo que estirarse para llegar a una bola muerta en el área. Pero su despeje fue directo a César Carballeira, que se revolvió bien en una posición nada habitual en él y firmó un empate que hacía que todo volviera a empezar. Aunque con menos tiempo por delante.

Dominio final

Eso sí, ya solo tuvo un color (o dos con la extraña combinación de camiseta y medias verdes y pantalón azul). Se defendió a través de la dominación. La bola era suya y ahora ya sí hacía daño. Nil Cervera dio  un paso adelante, confiando en sus llegadas, lo mismo que Arnau Xaus con su velocidad. Y Nuno Paiva y Toni Pérez, que ya habían terminado el primer tiempo con la jugada de casi gol, volvieron a encontrarse. El asturiano se estrelló contra el palo, que volvió a evitar su gol en otra jugada suya a continuación.

Mientras el SHUM apenas llegaba, se limitaba a intentarlo a la contra. Y aun así pudo adelantarse. Porque llegó la décima del Liceo. La primera piedra la puso Blai Roca al parar la directa al capitán Josep Hernández y aunque se hizo daño, pudo seguir (en el banquillo no estaba Martín Rodríguez sino el canterano Pulpi). La otra la construyeron entre Cervera y Dava Torres. Asistencia hacia el primer palo de uno. Gol del capitán, que le dio suave, rasa, para batir por bajo a Pons.

Lotería 

Era el momento de jugar con cabeza, como le gusta a Juan Copa. Cuando te pones por delante después de haber sufrido tanto, no se te puede volver a escapar, no al menos por errores propios. A Bruno Saavedra le pitaron la enésima falta, la tercera en el mismo punto, en la presión en el medio de la cancha. Se llevó amarilla por las protestas y se fue al banquillo. El casillero de faltas del SHUM, mientras, se había quedado congelado en ocho desde el minuto 30. Y sabiendo jugar bien sus cartas, supo llegar con vida al final.

Y eso es una lotería. En los dos minutos finales la balanza pudo inclinarse para cualquier lado. El SHUM sacó el portero para jugar el 5x4. El Liceo se defendió bien y encima forzó la décima falta visitante. Arnau Xaus no definió, tirando fuera. Pero parecía controlado. Quedaba poco más de medio minuto. Pero los catalanes siguieron insistiendo en superioridad y apareció el tiro de Xavier Gurri, que caso desde media cancha sorprendió a Blai Roca. El Liceo lo intentó a la desesperada en los segundos que quedaban sin poder cambiar ya el resultado.