Guía para no perderse con las nuevas normas del hockey sobre patines
Vuelven las amarillas, cuya acumulación deriva en roja - Las azules no implican falta directa y su sanción de dos minutos tiene que cumplirse de forma íntegra

Iba media hora de partido de las semifinales de la Supercopa de España entre el Liceo y el Barcelona, cinco minutos desde el comienzo de la segunda parte, cuando el árbitro se acercó a Bruno Saavedra, le enseñó sin pensárselo tarjeta amarilla y acto seguido, la roja. Tras unos segundos de desconcierto, con todo el equipo con las manos en la cabeza, se supo que uno de los miembros del staff, Willy Domínguez, había visto amarilla en el primer tiempo. Y según las nuevas normas esto supone la roja. Un color nada habitual en el hockey patines, reservado hasta ahora para casos de agresiones graves (o por acumulación de tres azules) pero que con el nuevo reglamento cobra una especial importancia y hay que empezar a tener en cuenta.
Un vuelco grande al reglamento que seguirá dando que hablar en las próximas jornadas mientras desde dentro y desde fuera se habitúan a ellas. En general la sensación es que los árbitros cobran más protagonismo y muchas decisiones importantes quedan a su criterio y subjetividad. En la presentación de la OK Liga, el día anterior a que la bola echase a rodar en la Supercopa de España, de hecho, fue la pregunta para todos los entrenadores y jugadores que intervinieron en ella, que tenían sus dudas, sobre todo en cómo sería su aplicación por parte de los árbitros. “Nosotros lo tenemos muy claro. No vamos a hablar. No vamos a protestar... por lo menos hasta mañana a las siete menos cuarto”, decía Juan Copa con sorna. Más serio estaba al final del partido contra el Barça, cuando se lamentó que el reglamento nuevo sólo se le hubiese aplicado a los suyos. Para evitar confusiones, aquí una guía para no perderse con las normas nuevas.
Amarillas
En un principio parecen insignificantes, es decir, cumplen con la función que hasta ahora hacían las advertencias en el caso de las protestas o de las simulaciones, incluso por tirar a propósito fuera de la pista la bola (solía pasar en inferioridad) y tienen un componente visual, para que quede marcado en algún sitio que ya existía una infracción previa.
El problema es la acumulación. Ya no tanto de los jugadores que están en pista, porque es individual. A la segunda es una azul y a la tercera, una roja. Pero esto cambia con el banquillo. Da igual qué persona de los que lo forman o esté sentando en ese momento reciba la amarilla que cuenta como una para el equipo. Así que el siguiente, aunque no tenga otra en su curriculum, se va al vestuario con roja (también sería en el caso de la combinación una en pista y una en el banquillo). Es el caso ocurrido con Saavedra, cuya protesta se equipara en tarjeta a una agresión sin la bola en juego.
Eso sí, los verdiblancos se quedaron sin una rotación, pero no tuvieron que jugar cuatro minutos con uno menos ni sufrieron una bola parada en contra. Además, en el caso de que hubieran pasado a la final, podrían haber recuperado al santiagués porque este tipo de tarjetas no acarrean sanción.
Azules y directas
El criterio es el mismo que hasta ahora para sacarlas (salvo la acumulación de dos amarillas), pero esta temporada solo acarrea una falta directa en el caso de que el árbitro considere que se trata de una ocasión manifiesta de gol.
Eso ya ha supuesto, se comprobó en la Supercopa pero también en los pasados Europeos masculino y femenino, que han perdido protagonismo las acciones a bola, con menos faltas directas lanzadas en los partidos, prácticamente sólo las de acumulación de faltas, diez en el primer ciclo, cinco en los siguientes.
Superioridad
Las azules sí traen una novedad importante y es que se tienen que cumplir íntegros los dos minutos de sanción con un jugador menos en pista. Hasta ahora, el equipo del infractor recuperaba el efectivo si recibía gol en contra.
Un factor a tener en cuenta por el tema físico y para trabajar las situaciones tanto en superioridad como en inferioridad para aprovechar el máximo ese tiempo, en el que se pueden marcar varios goles.
Penaltis
La novedad es que ya no se tienen que lanzar de forma directa, sino que se puede amargar y hacer jugada igual que en las faltas directas. Los porteros, en ambas, pueden moverse desde que el árbitro señala el inicio de la ejecución de la acción a bola parada.
También hay normas nuevas específicas para el banquillo, limitando tanto el número de personas que pueden sentarse él, solo seis de staff, como el de los que pueden estar de pie, solo uno.
