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Rivales

El Zaragoza de Gabi explota y se mete en un buen lío

El equipo aragonés continúa sin ganar tras seis jornadas ligueras y ha perdido ante tres recién ascendidos. Su técnico está cuestionado

Sebas Moyano se lamenta de la derrota en el Alfonso Murube
Sebas Moyano se lamenta de la derrota en el Alfonso Murube
LALIGA

El Real Zaragoza atraviesa un momento crítico. La derrota del domingo frente al Ceuta por 1-0 en el Alfonso Murube ha agotado la paciencia de sus aficionados tras un arranque de temporada que da pánico.

A la espera del encuentro de esta noche en El Plantío entre Burgos y Granada, los maños podrían acabar como colistas de LaLiga Hypermotion, con tres puntos de 18 posibles y ningún triunfo en el primer mes y medio de competición. Seis jornadas sin vencer, tres goles anotados (el que menos de Segunda) y una incapacidad de generar fútbol muy preocupante.

El traslado al Ibercaja es un bajón en comparación con La Romareda y el equipo todavía no ha conseguido adaptarse al campo, pero los números como visitantes son aún peores. Tres encuentros jugados a domicilio ante dos conjuntos recién ascendidos (Real Sociedad B y Ceuta) y otro que ha inaugurado la guillotina de despidos en los banquillos, con Johan Plat como víctima, y apunta a estar en la pelea por evitar el descenso.

El partido del Real Zaragoza en tierras ceutíes fue el peor  partido en lo que va del curso. Una imagen muy pobre de un  equipo sin chispa, sin gol ni alma. Francho Serrano, capitán y peso pesado dentro del vestuario, dio la cara al finalizar el encuentro para pedir disculpas a la afición y reconocer la crisis por la que pasa el club: ““Evidentemente, un partido malo, malo del equipo. En la primera parte no hemos sido capaces de generar absolutamente nada. No es culpa del míster. Es culpa de todos. No vamos a decir que no está siendo difícil y duro, pero lo único positivo es que todavía queda mucho“.

La estación de otoño llega a nuestras casas y los zaragozanos ya tienen tonos marrones y ven que la luz del día cada vez alumbra menos horas. Gabi Fernández, el entrenador madrileño, está sobrepasado por el escenario que le rodea y no da síntomas de tener la capacidad y experiencia suficiente para saber revertir la situación: “El responsable único soy yo. No he sido capaz de transmitirles a los jugadores cómo teníamos que jugar y si hemos tenido dudas de qué hacer la culpa es mía”.

Desde la grada, como siempre que las cosas no van bien, se piden cabezas. Al director técnico se le acaba el crédito y parece haber perdido por completo la confianza de la directiva: “A medida que vas pidiendo tiempo se te va acabando. La realidad es que tenemos que mejorar muchísimo. Los proyectos importantes se rigen cuando la situación no es del todo buena, como esta. Veremos si es un proyecto de verdad o si rápidamente la gente se va saliendo del barco“. Un discurso que sigue una línea continuista de muchas de las declaraciones que ha ido dando desde su renovación en verano.

Su figura está más que señalada y sus cifras, tanto del curso pasado como este, son insostenibles. Txema Indias, director deportivo, baraja el mercado para tener listo un ‘plan B’, tras tomar la mala decisión de premiar con la renovación a Gabi por salvar al club de Primera Federación. Llegó en el mes de marzo al que había sido su equipo como futbolista durante cuatro campañas (2007-2011) y logró la permanencia del equipo en la categoría en la penúltima jornada frente al Deportivo. Cumplió con el objetivo, aunque quizás más por demérito del Eldense de Oltra que por mérito propio. Ha dirigido 17 encuentros  desde su llegada a la capital aragonesa y sólo ha ganado cuatro, un porcentaje muy pobre que se traduce en un 23% de victorias y 18 puntos de 51 posibles. Números tan bajos como evidentes e incontestables. Gabi ha aterrizado en fútbol profesional hace poco más de  seis meses, y su primera aventura está a punto de terminar.

La semana de trabajo va a ser corta. El Zaragoza visita Anduva el viernes a las 20.30 horas para enfrentarse al Mirandés, en una batalla de vida o muerte. El madrileño se jugará su puesto en el banquillo en Miranda de Ebro. O por lo menos ganarse el derecho a aguantar una semana más en un cargo al que se agarra con uñas y dientes. Los jabatos llegan a la cita tras rascar un punto de su visita al campo del Andorra, revelación del arranque de Liga. Décimocuarto clasificado contra unos aragoneses en puestos de descenso. No se trata de puerta grande o enfermería, sino de ver hasta cuando el Real Zaragoza seguirá aguantando una crisis que pinta de color oscuro. Un histórico del fútbol español está en apuros y las próximas semanas se antojan claves para su futuro.