
El Deportivo protagonizó una memorable epopeya en la temporada 1988-89. Alcanzó las semifinales de la Copa del Rey cuando era un equipo de media tabla de Segunda División. El Valladolid, con la inestimable ayuda del colegiado Emilio Soriano Aladrén, cortó su camino hacia la final.
Los blanquiazules se impusieron por la mínima en Riazor gracias a un tanto de Raudnei, antes de caer en la prórroga de la emboscada perpetrada por rival y árbitro en el José Zorrilla (2-0). Los pucelanos perdieron la final contra el Real Madrid pero pudieron jugar la Recopa de Europa al año siguiente al ser los blancos campeones de Liga.
1. Moreno
Central que pese a su apariencia destacaba por tratar el balón con delicadeza. No confundir con el Moreno bigotudo que pocos años antes jugó en el Deportivo. En el Valencia apenas tuvo oportunidades —Tendillo y Arias, casi nada, le cortaban el paso— y con 22 años hizo las maletas para bajar un escalón e irse al Rayo. En Vallecas cambió su look y su carrera. Su buena temporada —pese a ver 13 amarillas y 1 roja— le valió el fichaje por el Valladolid en 1986. Quique Moreno jugó seis temporadas en Primera con los pucelanos, aunque en las dos últimas perdió protagonismo. Falleció en 2012, con solo 48 años, víctima de un infarto.
2. Albesa
Formado en la cantera del Barça, que lo pescó en el Gavà de su localidad natal, debutó en Primera aquella temporada de la mano del Valladolid, después de cinco campañas con el filial azulgrana en Segunda. Su gran temporada en Zorrilla le valió un traspaso para regresar a su tierra, a donde lo repatrió el Espanyol. En Sarriá vivió tiempos similares a los actuales, con dos ascensos —uno firmado por él mismo con el penalti decisivo de la tanda en la promoción ante el Málaga— y un descenso. Y pese a regresar al Valladolid, jugar en el Alavés y retirarse en ‘su’ Gavà, allí se quedó. Albesa regenta desde hace 12 años, en el barrio barcelonés, una pequeña cafetería llamada Petit Ca La Flauta.
3. Alberto
Delantero centro de enorme potencia que quienes vieron en acción recordarán por su carrera encherepada. Madrileño formado en el Moscardó, anotó 58 goles en 311 apariciones (182 como titular) en Primera, entre sus dos etapas en Valladolid (1988-1995 y 1998-2001) y tres campañas con el Racing de Santander. Igual que Albesa, Alberto debutó en Primera aquel curso —después de una cesión al Real Burgos— y se estrenó con la selección sub-21 una semana antes de visitar Riazor. Después de licenciarse en Medicina, desde 2004 trabaja en los servicios médicos del Valladolid, cuya jefatura ocupa desde 2014.
4. Gonzalo
De apellido culinario (Arguiñano), parecía el típico central vasco rudo, pero no lo era. Empezó en el equipo de su pueblo, el Lemona, antes de dar el salto al Sestao, en el que militó tres campañas a las órdenes de Javier Irureta. La temporada del playoff, en la que los verdinegros estuvieron a punto de subir a Primera, le catapultó a la división de honor. En 1987 firmó por el Valladolid, tras encandilar a Vicente Cantatore con su capacidad para sacar la pelota. Estuvo tres campañas en Pucela, entre ellas la de la final de Copa y la posterior con la participación europea en la Recopa. También compitió en Primera con Burgos y Lleida. Ahora ejerce como agente de jugadores. Es dueño de la agencia EF11 SL, que lleva a numerosos futbolistas africanos, como Amath Ndiaye.
5. Mauro Ravnić
Fantástico exponente de la escuela balcánica de guardametas, que tan buenos recuerdos dejó en el fútbol ochentero español. Hijo de padre yugoslavo y madre italiana, el guardameta croata —entonces yugoslavo— procedía del Rijeka, con el que cuatro campañas antes había eliminado a los vallisoletanos en la primera ronda de la Copa de la UEFA. Inexpugnable por alto merced a sus 1,89 metros, también era un buen cancerbero bajo palos. Tras el descenso de 1992 se fue al Lleida, con el que se hizo con el trofeo Zamora en el histórico primer ascenso a división de honor. Aquel año en Primera con los ilerdenses acertó una quiniela de 14, apostando por una victoria de su equipo ante el Barça, que llegó gracias a que detuvo un penalti a Romário. Ya retirado, en 2010 superó una leucemia. Entrenó a los porteros del Valladolid, fue responsable del fútbol base del Lleida y ha dirigido a equipos catalanes de categoría regional.
6. Albis
El autor del polémico gol que forzó la prórroga en el encuentro de vuelta en el José Zorrilla fichó poco más de un año después, cosas del fútbol, por el Deportivo. El argentino de origen vasco —sus apellidos, Albisbeascoechea Pertica, le delatan— llegó a España a través del Mundialito de la emigración y aquí se quedó. Málaga, Logroñés, Valladolid, Dépor, un segundo paso por La Rosaleda y una retirada en la Balompédica Linense en 1993. Albis era un mediapunta de gran calidad y visión de juego. Durante muchos años se dedicó a la representación de jugadores y también fue director de fútbol base del Granada
7. Janko Janković
El segundo de los tres yugoslavos que llegaron a Pucela en el verano de 1988 aterrizó, como Ravnić, procedente del Rijeka. Delantero de gran físico, un ‘9’ a la antigua usanza, decepcionó en sus dos años en el Valladolid, en los que anotó 19 goles en 82 partidos oficiales. Se fue al Oviedo, donde jugó cinco años, pero tampoco mejoró esos números. Eso sí, fue clave en otra clasificación para competición europea, en el Tartiere para la Copa de la UEFA en 1991. Allí firmó su mejor registro anotador en sus ocho temporadas en Primera División, con 13 goles en el curso 1992-93. En la capital asturiana se estableció tras su retirada y se ha dedicado a múltiples tareas: desde crear un club de pádel hasta ejercer de ojeador en el principado para el Espanyol.
8. Patri
Al nombre de Patricio Sánchez Maudes respondía el ‘angelito’ que mandó a la enfermería al deportivista Ramón Calvo en el encuentro de vuelta por una de las entradas más salvajes jamás sufrida por un jugador blanquiazul. Minúsculo (1,65 metros) pero fuerte y, sobre todo, duro lateral derecho. Ejerció prácticamente toda su carrera en el Valladolid, con breves estancias en Binéfar, Ávila y Palencia, donde con solo 29 años dejó un deporte por el que nunca se le ha vuelto a ver.
9. Lemos
Pepe Lemos, canterano del Celta, ocupaba el lateral izquierdo de aquel Valladolid. Nacido en Salvaterra do Miño, se formó en las categorías inferiores del club celeste y dio el salto al primer equipo con solo 17 años, en la temporada de su descenso a Segunda B. Después de siete campañas, en 1986 fichó por el Valladolid, al que perteneció hasta el descenso de 1992 y con el que totaliza 165 encuentros en Primera. Fallecido en 2023 con 61 años de edad, era tío de Claudio Giráldez, actual entrenador del Celta.
10. Minguela
Tercer jugador con más partidos en la historia del club y segundo con más apariciones en Primera. Un director de orquesta de enorme calidad que en el partido de vuelta se sumó a la guerra planteada por Cantatore. Debutó con la selección española un año después, precisamente en Riazor, donde la afición coruñesa le recordó aquellas patadas con silbidos cada vez que tocó el balón, al igual que a su compañero Fernando Hierro.
11. Branko Miljuš
El otro yugoslavo —también croata— había ganado el bronce olímpico en 1984 y procedía del Hajduk Split. Jugador de corte defensivo, en Riazor fue mediapunta en el conservador once de Cantatore. En sus insípidas dos únicas temporadas —32 partidos y 1 gol— como blanquivioleta, pasó a la historia por que ese único tanto —frente al Celta en Balaídos— fue el número mil de los vallisoletanos en Primera.

