Historias del Dépor | Víctor, el racinguista que la tuberculosis arrebató al Deportivo
El defensa cántabro, que había llegado del Racing de Santander dos años antes, era jugador blanquiazul cuando falleció en 1943

El deportivismo ha sufrido varios golpes duros a lo largo de su existencia en forma de fallecimiento repentino de alguno de sus ídolos. Uno de ellos guarda especial relación con el rival del próximo domingo. Víctor García Hernando era santanderino y había fichado por el Deportivo, procedente del Racing de la capital cántabra, como uno de los refuerzos estelares de cara a su debut en Primera, en 1941.
Víctor, vigoroso defensa, debuta en Primera con solo 19 años. El inglés Randolph Galloway le da la alternativa en el primer equipo racinguista, el 17 de marzo de 1935, nada menos que ante el Athletic en San Mamés (4-2). Antes de la suspensión del fútbol por el estallido de la Guerra Civil solo disputa siete encuentros con el cuadro cántabro. El conflicto no frena su progresión. La Liga se reanuda en el curso 1939-40 y, aunque el Racing desciende a Segunda, Víctor juega 20 de los 26 encuentros de la temporada.
Es en la categoría de plata cuando el defensa se cruza por primera vez en el camino del Dépor. Las lesiones de Calvo y Ceballos merman al Racing en el Parque de Riazor. El Deportivo aprovecha que los santanderinos juegan prácticamente con dos hombres menos —todavía no existen las sustituciones— para pasarles por encima (7-0). Llama la atención, sin embargo, el entusiasmo y vigor de su joven defensa. El Racing acaba sexto y se queda en Segunda, en la campaña en la que el Dépor al fin da el salto a la élite.
La directiva blanquiazul no escatima esfuerzos para formar un equipo competitivo en su debut en la división de honor. Llegan los porteros Simón (Júpiter) y Cabezo (Zaragoza), el experimentado volante Cuqui Bienzobas (Osasuna), el interior Caballero (Betis), el extremo Verdín (Sanidad Militar) y tres futbolistas del Racing de Santander: el medio Tamargo, el extremo Cuca y el defensa Víctor.
Víctor rápidamente se erige en titular indiscutible. Forma parte del primer once deportivista en Primera. Los blanquiazules baten al Castellón (2-1), el 28 de septiembre de 1941, con goles de Elícegui y Caballero. El Deportivo, desplegado en el tradicional 1-2-3-5 de la época, forma con Acuña; Montserrat, Víctor; Molaza, Bienzobas, Reboredo; Cuca, Guimeráns, Elícegui, Caballero y Verdín. La actuación de Víctor recibe elogios. “Víctor y Montserrat se desenvolvieron los dos muy bien en los muchos momentos de peligro porque pasó la puerta de Acuña”, analiza la crónica firmada por C. (sí, C.) en La Hoja del Lunes.
El defensa cántabro es pieza clave del histórico debut herculino. No hay muchos estrenos mejores en los casi cien años de campeonato español que el cuarto puesto que alcanzan los blanquiazules en la campaña 1941-42. Víctor es titular en 24 de los 26 encuentros. Los otros dos centrales, Pedrito (18 partidos) y Montserrat (10), se alternan entre ellos. Es en el tramo final de ese curso cuando Víctor suena con fuerza para la selección española, hecho que no acaba por consumarse.
La segunda temporada de Víctor en A Coruña, sin embargo, no empieza bien. Portugués, el rudo zaguero procedente del Racing de Ferrol finalista de Copa en 1939, le gana terreno. Ausente en las dos primeras jornadas, el central cántabro es expulsado en su primer partido, en Les Corts, por protestar el gol con el que el Barça empata el tanto inicial del blanquiazul Paquirri. Víctor acaba con 15 apariciones, una menos que Portugués y lejos de las 21 de Pedrito. Ya entonces siente los primeros síntomas. Cansancio y falta de apetito. Nunca lo comenta en el vestuario.
Una vez concluida la temporada, Víctor regresa con su familia a Santander. A mediados de julio, un vómito de sangre enciende las alarmas. Es ingresado en el sanatorio de Valdecilla. En una carta a su excompañero Paco Trigo dice: “Mi mujer se asustó porque tengo un poco de catarro, y sin decirme nada llamó al médico. Sé que estoy bien, y hoy ya fui a la playa con la niña”. Quince días más tarde, el 4 de agosto de 1943, la vida de Víctor, con solo 28 años, se apaga en el hospital.
Un mes después, el 5 de septiembre, el Deportivo visita Santander para disputar un partido a beneficio de la viuda e hija del jugador. Por la mañana, toda la plantilla deportivista acude al cementerio para depositar una corona en su tumba. El 31 de octubre, los blanquiazules organizan otro duelo benéfico, ante el Racing de Ferrol en el Parque de Riazor.
La tuberculosis golpea duro a España. La media de fallecidos por esta enfermedad entre 1933 y 1942 es de 29.500 al año. El 6,9% de las muertes en España durante ese decenio son causados por la tuberculosis. No existen estadísticas de 1943, el año en que la enfermedad mata a Víctor y que pocos años después, ataca a otro deportivista, Rodolfo Rábade. Los antibióticos salvan la vida del coruñés, pero el fútbol prácticamente se acaba para él.
Las muertes por tuberculosis en España en el último lustro rondan las 200 personas al año. Hace 80 años, todavía era incurable. Para desgracia de un futbolista cántabro llamado a hacer historia en A Coruña.
