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Deportivismo

MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Álvaro Dávila: "Cuando Manuel Pablo se lesionó me llevaron al hospital para comprobar que no se iba a morir"

Un pantalón firmado, una colección de fotos con leyendas y alguna pizza le recuerdan sus primeros años de una pasión deportivista que no decae

Álvaro Dávila, en el Carlos Tartiere la pasada temporada
Álvaro Dávila, en el Carlos Tartiere la pasada temporada
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Suena un poco a tópico decir que no recuerdo el momento exacto en el que me hice del Deportivo, porque mi vida siempre ha estado ligada al club gracias a mis padres. Mis recuerdos como deportivista empiezan literalmente desde que tengo uso de razón y en el momento en el que el fútbol entra en mi vida, que es muy pronto porque yo he jugado en el equipo de mi barrio desde categoría prebenjamín. Empecé a ir a Riazor con cinco años y hasta hoy que tengo 29.

Las primeras veces iba con mi padre y con mi hermana, pero tampoco tengo recuerdos muy concretos de esa época porque era pequeño. Un momento que me recuerda mucho mi familia es cuando Manuel Pablo se lesionó de gravedad en aquel derbi de 2001. Yo no paraba de llorar desconsoladamente y de preguntarle a mi madre si se iba a morir. Estaba tan mal que un amigo de mis padres que trabajaba en el club me tuvo que venir a buscar a casa y llevarme a verle al hospital. En la puerta de la habitación decidí que no entraba porque me daba vergüenza. Incluso salió la pareja de Manuel Pablo al pasillo a buscarme, pero no quise entrar. Evidentemente ahora empujaría al Álvaro de ese momento hasta el final de esa habitación, pero en ese momento tenía cinco años. El que no me lo perdona es mi padre, que por mi culpa se quedó sin entrar él también (risas). Aún así fue muy majo porque nos regaló su pantalón firmado y todavía lo conservamos en casa con mucho cariño.

El primer recuerdo que tengo futbolísticamente hablando es del partido del 4-0 al Milan. El Dépor regalaba entradas a los colegios y a los equipos de fútbol, y como en la ida habíamos perdido por tanta diferencia casi ninguno de mis compañeros quiso ir. Según me cuentan mis padres yo no lo dudé y terminé viendo el mejor partido de la historia del Dépor. Si que tengo algún vago recuerdo en mi mente como por ejemplo entrando a las gradas en el gol de Pandiani y ver como estallaba el estadio.

Además, gracias a una amiga de mis padres que montó un bar con Jorge Andrade tanto yo como mi hermana hemos tenido la suerte de poder conocer a muchísimos jugadores. No os lo vais a creer pero el mismísimo Scaloni vino a un cumpleaños mío que celebré en el Telepizza de O Temple. Lo dices ahora y suena surrealista, también es verdad que era otra época y las cosas eran muy diferentes. Otros de los jugadores que conocí y con los que pude tener un trato cercano fueron André Silva, Bruno Gama y Salomão. De hecho un día jugamos una pachanga con Andrade y Salomão en la pista en la que siempre jugaba con mis amigos.

Álvaro Dávila y su hermana, con Scaloni
Álvaro Dávila y su hermana, con Scaloni
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Otra cosa que recuerdo con muchísimo cariño es cuando mi hermana y yo, que nos sentábamos con mi padre en Tribuna Superior, estábamos mirando el reloj para bajar corriendo cuando quedaran dos minutos de partido para intentar hacernos fotos con los jugadores cuando entraban al vestuario. Ahora en algunas zonas del estadio no se puede subir y bajar entre gradas, pero antes sí que se podía. Mi objetivo era conseguir una foto con Valerón que siempre fue mi jugador favorito, hasta que un día lo logré. Fue antes de un partido el año que ascendimos a Primera en 2014. La guardo con mucho cariño.

Es una suerte poder tener este tipo de recuerdos, aunque sea en fotografías, porque al final cuando me hice mayor que es cuando empiezas a vivirlo con más pasión fue cuando llegó toda la época mala, desde el descenso de 2018 hasta ahora. Es verdad que la mayoría de cosas que he vivido con el Dépor, que recuerdo bien y he sufrido, no son buenas, pero eso no hace que cambie el sentimiento y las ganas de ir a Riazor cada fin de semana. De hecho yo creo que a la gente de mi generación, y un poco anteriores, nos dan más fuerza para seguir porque es como 'después de todo lo que hemos pasado, ahora no nos rendimos hasta verlo en Primera otra vez'.

Dani Mallo, Valerón y Álvaro Dávila
Dani Mallo, Valerón y Álvaro Dávila
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El playoff de Mallorca que coincidió con San Juan es probablemente lo peor que viví con el club. Yo y la mayoría de mis amigos no quisimos ni salir ese día. El día del Fuenlabrada también lo tengo en la mente con una cruz en rojo, fue un día horrible, por toda la incertidumbre que hubo tanto tiempo. Albacete, Castellón… Bueno, han sido momentos muy duros pero parece que las cosas están comenzando a salir otra vez. Empezando por el ascenso de 2024 que lo recuerdo y me sale una sonrisa sin querer. De hecho soy uno de los tantos coruñeses que tienen la piña tatuada. Ese día la ciudad olía a triunfo. Bajé pronto para vivir todo lo máximo posible, fui en el corteo con toda la afición hasta el estadio que siempre es una experiencia increíble, toda la ciudad unida, Riazor estaba a reventar. Yo ahora me siento en Pabellón Inferior y me tocó el gol de Lucas en mi portería. Ver cómo entraba ese balón fue mágico. Luego la celebración fuera, volver a Cuatro Caminos después de años… bueno, ojalá podemos repetirlo pronto. 

Ahora que ya soy más mayor y mi economía me lo permite estoy intentando hacer desplazamientos, aunque mis horarios de trabajo no ayudan. El año pasado estuvimos en Burgos, que coincidimos con toda la plantilla en una estación de servicio a la vuelta y en Oviedo. Este año intentaré hacer los máximos posibles, tenemos algunos ya en mente,  y ojalá podamos celebrar al final de la temporada.

Álvaro Dávila, con la Copa del Rey de 2002
Álvaro Dávila, con la Copa del Rey de 2002
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