Los poderes de los 'cuatro fantásticos': el 71,4% de los goles del Dépor cuentan con su participación directa
De los 21 tantos que suma el Deportivo, 15 tienen como goleador o asistente a Mella, Yeremay, Soriano o Luismi

El Deportivo ganó en Zaragoza (0-2) aferrado a los poderes de sus ‘cuatro fantásticos’. No hicieron falta trajes azules ni capacidades sobrehumanas, bastó con el talento natural de Soriano, Yeremay y Mella —Luismi Cruz se quedó de inicio en el banquillo— para resolver un partido que parecía más una trampa que otra cosa. Soriano abrió el camino con un disparo a la escuadra desde la frontal, Yeremay firmó dos asistencias, una de ellas con un taconazo tras recorrer 70 metros de campo, y Mella cerró la noche empujando el segundo. Dos jugadas brillantes que bastaron para confirmar lo que ya se intuía, que este Dépor vive, en gran medida, del poder creativo de sus futbolistas más imaginativos. A veces se tiende a restar mérito a los equipos que dependen de la inspiración de sus jugadores más creativos –en ocasiones con razón–, pero en el caso del Deportivo es casi inevitable. Con futbolistas así, es lógico que el talento individual aparezca como la primera vía de escape cuando los partidos se atascan.
En lo que va de temporada, transcurridas doce jornadas de Liga, los datos confirman esa sensación. De los 21 goles que ha marcado el Deportivo, 15 han contado con la participación directa —como goleador o asistente— de al menos uno de los ‘cuatro fantásticos’. En otras palabras, el 71,4% de los tantos del equipo llevan, de alguna forma, la firma de Yeremay, Soriano, Mella o Luismi Cruz. De hecho, en cuatro de esos 21 tantos participaron dos de ellos en la misma jugada, una conexión doble que demuestra hasta qué punto son capaces de entenderse en el último tercio del campo. El 19% de los goles del Dépor surgen de combinaciones entre ellos, como ocurrió en los dos de Zaragoza. El primero, con un golpeo seco de Soriano a la escuadra tras el toque sutil de Yeremay en una falta. El segundo, con una carrera interminable del canario culminada por Mella. Entre los cuatro suman 11 de los 21 goles del equipo —más de la mitad, un 52%— y ocho asistencias, lo que significa que en más de un tercio de los goles del Dépor (38%), el último pase también salió de sus botas.
Incluso hay acciones que no se pueden contabilizar, pero que igualmente llevan su sello. Como el gol en propia puerta de Mantilla en El Sardinero. Oficialmente no puede figurar como asistencia, pero la jugada nació de un centro raso de Soriano, tan tenso que o lo empujaba Eddahchouri o el defensa acababa, como ocurrió, introduciendo el balón en su propia portería. En la estadística no aparece, pero la acción también llevó la firma de uno de los ‘cuatro fantásticos’.
La otra cara de la moneda está en los pocos tantos en los que ninguno de los cuatro participó, al menos como goleador o asistente. Apenas 6 de 21. El tanto de Escudero al Granada, con un robo y un disparo seco del lateral; el de Barcia contra el Sporting, con una volea tras una falta lanzada por Soriano que tocó lo suficiente en un rival para que no contase como asistencia; el 1-5 al Mirandés, con una contra culminada entre Escudero y Eddahchouri; el 1-0 ante el Huesca, en propia puerta de Álvaro Carrillo tras un centro de Mulattieri; el 4-0 del mismo partido, con un tiro defectuoso de Stoichkov y un remate de Zaka, y el ya mencionado de Mantilla en propia puerta en El Sardinero. Todos los demás, los 15 restantes, tienen el hilo conductor de los jugadores más talentosos del conjunto blanquiazul.
Uno por uno
El repaso de los goles en los que sí participaron deja un goteo constante de los integrantes de los ‘cuatro fantásticos’ a lo largo de las jornadas. Mario Soriano, que con Antonio Hidalgo ha alternado las funciones de mediapunta, interior y mediocentro, ha conseguido mantener su peso en el ataque pese a jugar habitualmente más lejos del área. En la primera jornada, ante el Granada en el Nuevo Los Cármenes, Soriano fue el encargado de inaugurar el marcador tras una brillante jugada colectiva entre Luismi, Yeremay y Eddahchouri, con taconazos incluidos de estos dos últimos.
Posteriormente, su aportación directa en los goles blanquiazules se catapultó en el encuentro a domicilio ante el Mirandés, donde firmó un triplete de asistencias. Filtró el pase a Luismi en el 0-1, encontró a Zaka en el borde del área para que luego el neerlandés se las ingeniara para hacer el 1-3 con un potente disparo, y le cedió el balón a Eddahchouri para que rematase a placer en el 1-4.
Su última joya, el zapatazo en Zaragoza, sirvió para recordar que, aunque en ocasionalmente aparezca en zonas más retrasadas, sigue siendo diferencial. El madrileño acumula una implicación directa en cinco goles, entre los que figuran sus dos tantos y sus pases a Luismi y Eddahchouri.
Por su parte, Yeremay recuperó en Zaragoza la chispa que lo convirtió en uno de los jugadores más desequilibrantes del curso pasado en Segunda División. En el Ibercaja Estadio se atrevió a encarar, a conducir y a inventar, como lo ha hecho siempre desde que llegó al Dépor. “Cuando sonrío y disfruto, voy un paso por delante”, apuntó tras el encuentro el ‘10’, que reconoció haberlo pasado mal en los últimos meses.
No lo pareció en la jugada de su interminable esprint, que dio la vuelta a las redes sociales. Pero más allá del impacto visual de otro jugadón para su galería, su actuación en Zaragoza refleja lo que puede ofrecer cuando juega con confianza. En el partido ante el colista dio dos asistencias —una de tacón y otra en la falta del primer gol—, pero ya antes había participado en cuatro tantos más. Tres desde el punto de penalti, contra Leganés, Eibar y Valladolid, y otro desde el vértice del área, en Riazor ante el Almería, con un recorte desde y un disparo a la escuadra que se coló en la portería tras golpear en el larguero y el poste. Es el segundo máximo goleador del equipo con cuatro tantos y dos asistencias, números que refuerzan su condición de absoluto referente, a pesar de protagonizar un comienzo de Liga por debajo de su nivel de la pasada temporada.

Mella completa el trío que decidió el choque en Zaragoza. El canterano, a pesar del aumento de competencia en su puesto con la llegada en verano de Luismi Cruz, se ha hecho un hueco en el once gracias a su descaro, su trabajo y su capacidad para aparecer en zonas de finalización. El 0-2 en el Ibercaja Estadio fue el tercero de su cuenta en Liga, todos ellos con la pierna derecha, la teóricamente menos hábil.
Los otros dos llegaron en Riazor ante el Huesca. El primero, tras aprovechar un error de un rival y el segundo, tras un pase preciso de Luismi Cruz. Además, también ha repartido una asistencia, un centro medido que permitió a Mulattieri iniciar la reacción en Butarque contra el Leganés. A pesar de actuar más retrasado que en temporadas anteriores, alternando funciones de extremo, carrilero y lateral, Mella mantiene su influencia en la producción goleadora del Dépor.
Luismi en la recámara
El cuarto en discordia, Luismi Cruz, ha sido titular en la mayoría de jornadas, aunque ante el Zaragoza comenzó en el banquillo tras jugar de inicio en Copa ante el Sámano. Aun así, sus números son sólidos, ya que suma dos goles y dos asistencias en Liga. Marcó un doblete en la goleada al Mirandés, con una vaselina sutil y un disparo cruzado, y asistió en el debut liguero a Eddahchouri con un pase picado que el delantero remató con potencia. También fue el autor del pase medido a Mella frente al Huesca.
Más allá de las cifras y de que Antonio Hidalgo lo ha dejado en el banquillo en los dos últimos compromisos de Liga, su calidad asociativa, su facilidad para el regate y su precisión con la zurda explican por qué se le incluye sin discusión entre los ‘cuatro fantásticos’.
En este caso, la estadística y las sensaciones van de la mano. Cada vez que el Dépor marca, casi siempre hay una pieza de este cuarteto involucrada. Su participación directa en más del 70% de los goles no es casualidad. En Segunda, donde la igualdad es extrema, contar con jugadores capaces de inventar algo distinto es una ventaja competitiva. El reto para Hidalgo será mantener ese equilibrio entre inspiración y estructura, entre dejar volar a los cuatro jugones y asegurarse de que el Dépor sea reconocible cuando no aparezca la chispa. De momento, los números dicen que casi todo lo bueno del equipo pasa por los ‘cuatro fantásticos’.

