Hidalgo encuentra el candado con una combinación inédita
Comas relevó a Barcia en la zaga y Loureiro actuó en el perfil zurdo. El Zaragoza remató 13 veces, pero apenas una fue peligrosa

A la séptima salida y con una defensa inédita con respecto a las once fechas anteriores, el Deportivo logró que Germán Parreño no tuviese que recoger ningún balón de sus mallas. El cuadro blanquiazul cerró por primera vez su portería a domicilio en un partido prácticamente impoluto sin balón. Porque sí, concedió trece remates. Pero la cifra descendió notablemente con respecto al elevado volumen de situaciones de gol que la escuadra deportivista venía padeciendo cada vez que visitaba a un contrario.
El Dépor, es cierto que con la colaboración de un Zaragoza al que no le salen las cosas, no solo redujo el estrés defensivo que venía padeciendo. Es que se puede decir que apenas sufrió una situación de gol de verdadero peligro. Aunque fue de esas que pudo cambiar el choque.
Con el conjunto deportivista controlando el partido pero sin encontrar el camino para generar verdadero peligro, el Zaragoza amagó con darle una vuelta radical al guion. En un ataque posicional local, Insua filtró por alto un balón a Raúl Guti, que se sujetaba entre líneas. Al duelo acudió Noubi, ‘saltando’ de línea defensiva para impedir que el mediapunta se girase. El ‘salto’ lo detectó Toni Moya, que atacó el espacio abandonado por el belga y que ni Comas, ni Mella protegieron. Tampoco Gragera, que no llegó a impedir la carrera del mediocentro, asistido por un Francho Serrano al que le cayó el balón suelto.
Más allá de lo aleatorio del duelo que derivó en esa pelota sin dueño que el capitán zaragocista recogió, la jugada parecía trabajada por un Rubén Sellés que, probablemente, había detectado cómo provocar ese tipo de ‘saltos’ de los centrales exteriores podía abrir una vía de penetración en la zaga del Dépor. Entonces, Parreño apareció para evitar con su pierna el 1-0. Mantuvo el equilibrio y dio tiempo a que el talento del Deportivo aflorase ya en la segunda parte.
Comas rinde
Más allá de esa acción en la que se generó la fisura y el meta tapó la vía, la línea defensiva completó un sobrio encuentro. De hecho, Arnau Comas vivió su día más feliz como blanquiazul.
El central arrancó la temporada como titular, pero las dudas que ofreció hicieron que perdiese su puesto, al que regresó tras el mal encuentro de Barcia ante el Valladolid. El de Cambre fue sustituido al descanso en esa undécima jornada y se quedó de nuevo en el banco en el Ibercaja.
La entrada del canterano culé y la permanencia de Noubi como central diestro produjeron un efecto dominó que mandó a Miguel Loureiro al perfil izquierdo. Menos soltura con balón, pero la misma eficiencia sin pelota de casi siempre. La defensa inédita funcionó. Y desde la relativa seguridad en área propia se comenzó a cimentar el triunfo y el fin de la mala racha.
