David Mella, un imprescindible de derechas
El canterano se ha adueñado del carril diestro y en Zaragoza marcó su tercer tanto de la temporada, todos con su pierna menos hábil

Quizá por ese dicho que reza que lo difícil no es llegar, sino mantenerse, tanto Yeremay como David Mella han tenido que sufrir para coger tracción en su segundo año en el fútbol profesional. La situación del futbolista de Teo ha sido más delicada si cabe, después de ver cómo llegaba para su posición uno de los jugadores más destacados de la categoría el curso pasado.
Pero cuando apenas se ha arrancado la hoja de octubre en el calendario, Mella se ha ganado por méritos propios convertirse en imprescindible para Antonio Hidalgo. Tanto que en los últimos partidos nadie discute su presencia en el once, al tiempo que Luismi Cruz pierde protagonismo. Como suele suceder, la valía del canterano brilló con su máxima luz cuando tuvo que ausentarse por el Mundial sub-20. Desde que regresó de Chile no hay quien lo saque del terreno de juego y frente al Zaragoza completó los 90 minutos por tercera jornada consecutiva. Es la primera vez que lo consigue desde que llegó al primer equipo, lo que evidencia una evolución constante no solo en el juego, sino también en su capacidad física.
La lesión de Ximo Navarro ha multiplicado su importancia en los planes del técnico catalán, que directamente le ha entregado las llaves de la banda derecha. A sus 20 años, está mostrando un compromiso y fiabilidad defensiva al alcance de pocos jugadores de ataque con su edad, para al mismo tiempo mantenerse siempre como una amenaza seria al espacio a pesar de no haber encontrado todavía su mejor versión con la pelota.
La pierna no tan mala
Mientras recorre ese camino hasta volver a ser diferencial también en ataque, y a pesar de los flirteos con volver a la banda izquierda, tanto en la selección como en algunos encuentros en los que Hidalgo lo ha cambiado de perfil como recurso de urgencia, Mella continúa incorporando recursos que le permitan sobresalir en su nueva realidad. En Zaragoza volvió a tirar esa diagonal hacia el centro que cada vez repite con más asiduidad para encontrar el pase, como hizo con Mario Soriano y Stoichkov en Santander, o el propio disparo. Lo intentó en el Ibercaja Estadio obligando al meta blanquillo a realizar una buena intervención.
El domingo firmó su tercer gol de la temporada aunque, paradójicamente, ninguno de los tres ha llegado en este tipo de acciones que todos asociamos a extremos que juegan a pierna cambiada. Es más, el zurdo parece haber llevado hasta las últimas consecuencias esa asimilación como jugador de banda derecha, ya que todos sus tantos en lo que va de campaña han sido con su pierna menos hábil. En Zaragoza resolvió de primeras la obra de arte de Yeremay con un remate mordido en el que la convicción pudo más que la técnica para sentenciar el encuentro. Más sutiles y, desde luego, ortodoxos, fueron los dos que le hizo al Huesca el pasado 19 de septiembre en la que hasta hace dos días era la última victoria blanquiazul. En el primero estuvo más rápido que nadie para aprovechar un error de Arribas y llevarse el balón por encima de Dani Jiménez, mientras que en el segundo tiró un desmarque que vio Luismi y se sacó de la manga una picadita ante el meta azulgrana.


