Soriano y Yeremay se inventan un triunfo sanador en Zaragoza (0-2)
Dos genialidades devuelven al Dépor a la senda de la victoria en un partido gris

No hay nada como, en momentos de zozobra, tener de tu lado a los buenos. Esta máxima del fútbol y la vida es la que permite al Dépor volver de Zaragoza con la primera victoria desde el 19 de septiembre (0-2). No fue brillante. No fue un partido que pasará a la historia. Pero estos tres puntos que Mario Soriano y Yeremay se sacaron de la manga le permiten al equipo ganar tiempo, confianza... y volver a puestos de playoff.
Al borde del descanso tuvo lugar la jugada del encuentro. La que refleja a la perfección el absoluto estado de histeria colectiva que viven dos otrora grandes del fútbol español, y que en 2025 luchan contra sus múltiples y variados demonios. En un espacio de apenas cinco segundos, tres jugadores de cada equipo terminaron por los suelos en una jugada en la que el balón se paseó por el área pequeña del Dépor ante la atenta mirada de los defensores blanquiazules, pero sin que ningún atacante local pudiera rematar. La guinda a la secuencia la puso la falta de Francho Serrano a Germán Parreño, que dejó su portería para despejar el balón con el pie sobre la línea de banda.
Es lo que sucede cuando un equipo que lleva arrastrándose por el suelo durante trece temporadas se asoma al abismo y otro, recién salido del barro, se da de bruces con la realidad de la ‘Hypertensiones’. Todo son dudas y miedos, las dos palabras más acertadas para definir la primera parte del encuentro que se disputó en el modular Ibercaja Estadio. También la nueva vuelta de tuerca de Antonio Hidalgo. La enésima. Al final, el técnico catalán ha respondido a los malos resultados como hace el 99% de los entrenadores: con cemento. Ante el Valladolid prescindió de Luismi Cruz para dar entrada a Stoichkov. En Zaragoza directamente se cargó a los dos para dar entrada a Gragera en el centro del campo. La inestabilidad para recuperar una solidez que ya queda lejana afectó incluso a Dani Barcia, que cedió su puesto en el centro de la defensa a un Arnau Comas que continúa lejos de ser una solución al problema.
Restar piezas del último tercio provocó que el Dépor apenas tuviera circulación en campo rival y pocos más recursos que las carreras de Mella o que Yeremay se sacara algún truco de la chistera. Una fórmula ya de sobra conocida. Entre eso y un festival de balas de fogueo a balón parado, apenas se rescataron un par de jugadas de peligro ante el colista, siempre con Mario Soriano como protagonista ante la inoperancia de Eddahchouri.
Pudo ser peor. Porque el cuadro coruñés pudo irse al intermedio por detrás en el marcador después de una jugada que retrató por qué Hidalgo tardó en confiar en sus centrales. Noubi salió de zona con fuerza pero sin control, mientras que Comas se quedaba congelado en lugar de compensar el salto de su compañero. Toni Moya entró hasta la cocina, pero le temblaron las piernas para hacer de nuevo salvador a Germán Parreño.
Los de siempre
No cambió demasiado el guion a la vuelta de vestuarios, pero la fortuna para el Dépor es que sus mejores jugadores han ido sumando horas de vuelo en el infierno, lo que les hace sentirse invulnerables. Es así como, en un partido condenado al empate a nada, el cuadro blanquiazul acabó encarrilándolo a golpes de genialidad de los de siempre.
A los diez minutos de la reanudación, la pizarra por fin dio sus frutos. Aunque siempre es más fácil que la pizarra refleje lo que uno quiere cuando el que sostiene la tiza es Mario Soriano. El centrocampista madrileño, eternamente cuestionado por parte de la hinchada, volvió a ponerse la capa para sacar al equipo de un problema con un zapatazo por la escuadra. Yeremay sacó en corto una falta en el pico del área y el 21 hizo el resto. Como en tantas otras ocasiones.
Con el equipo por delante, quedaba entonces enfrentarse a otro trauma, el de aguantar la ventaja. La había perdido en Eibar y se le había escapado también en Santander. En Zaragoza no hubo tiempo siquiera para tener miedo porque a Yeremay no le dio la gana. El canario recogió un balón en su campo y sacó a bailar a Ale Gomes, una de esas jóvenes promesas de la cantera a la que recurren los equipos en problemas. Es probable que el central no olvide su estreno en el fútbol profesional. Yere salió disparado hacia el área maña sin que el rival pudiera ver más que el 10 a su espalda. Y al llegar a la caja, paró el tiempo. En esa zona donde los futbolistas se hacen millonarios, el atacante deportivista apuró la línea de fondo y tuvo el aplomo para inventarse un taconazo que sorprendió a todos. A todos menos a Mella. El zurdo llegó desde atrás para hacer el segundo con un remate en semifallo del que nadie se acordará porque permitió una victoria tranquila. Tan tranquila como será esta semana.
Zaragoza 0 - 2 Dépor
Zaragoza: Adrián Rodríguez; Aguirregabiria (Juan Sebastián, m.84), Ale Gomes, Insua, Pomares; Francho Serrano, Toni Moya; Marcos Cuenca (Pau Sans, m.36), Raúl Guti (Kodro, m.68), Valery (Paulino, m.83); Soberón (Bazdar, m.68).
Deportivo: Germán Parreño; Lucas Noubi, Loureiro, Arnau Comas (Barcia, m.79), Quagliata; Gragera, Villares; Mella, Mario Soriano (Luismi, m.79), Yeremay (Cristian Herrera, m.87); Eddahchouri (Stoichkov, m.66).
Goles: 0-1, m.54: Soriano. 0-2, m.73: Mella.
Árbitro: Saúl Ais (C. valenciano). Amonestó a Comas (m. 69') en el Deportivo y a Soberón (22') en el Zaragoza.
Incidencias: Ibercaja Estadio, 14.566 espectadores. Partido correspondiente a la jornada 12 de LaLiga Hypermotion.
