Las tres claves del Racing que exigirán nuevos matices defensivos al Deportivo
Tras los problemas sin balón en La Rosaleda, el Dépor se mide al mejor ataque de la categoría

Ipurua lo apuntó y La Rosaleda lo confirmó. Los rivales empiezan a pillar el truco al plan defensivo del Deportivo. Bajo las órdenes de Antonio Hidalgo, el conjunto herculino de la 2025-26 había nacido como un equipo pujante sin balón, pero desde atrás hacia delante.
El cuadro coruñés tiende al bloque alto, pero más para condicionar la salida del rival que para recuperar, pues es uno de los equipos que más pases permiten al rival por acción defensiva propia dentro de los 60 metros más cercanos a la meta contraria. Así, el empuje de su última línea es el gran sostén, el mecanismo para que Germán Parreño pueda vivir más tranquilo y el rival más preocupado por no ser capaz de progresar.
El sistema defensivo del Dépor se sostiene, principalmente, en la capacidad de su línea defensiva para ser agresiva. Cuando el equipo no está plegado al calor de su área, la concentración para intercambiar marcas y el ganar duelos son las claves para que el castillo no se venga abajo.
Precisamente eso fue lo que sucedió en la segunda parte de Eibar y, sobre todo, ante el Málaga. El cuadro armero fue capaz de sortear las primeras líneas blanquiazules y hundir sin remedio a su rival. Mientras, el pasado domingo, el conjunto malacitano logró encontrarle las vueltas al sistema defensivo. Los pupilos de Hidalgo, tendientes a ser un bloque largo para incomodar, volvieron a estirarse sin balón. Pero esta vez demasiado, sin éxito a la hora de acosar al rival.
¿El resultado? El Málaga fue capaz de conectar con el hombre libre -dentro o fuera- para progresar y de desordenar a su contrario a través del intercambio posicional para aprovecharse de las asignaciones individuales deportivistas.
Como fruto, las innumerables ocasiones en las que el conjunto local logró proyectarse para amenazar la meta de Parreño. No eran transiciones, pero por el espacio que los de Pellicer podían recorrer sin oposición, así lo parecían. Más allá del tramo final en el que partido se abrió definitivamente, muchos ataques acabaron en ocasión. Otros, solo en amenaza.
Pero si el Málaga fue capaz de cortocircuitar las bases sin balón del Deportivo, en el horizonte aparece una amenaza aún mayor: el Racing de Santander. El conjunto cántabro advierte al Dépor desde su fluido fútbol ofensivo. Viene de perder en El Molinón ante el Sporting de Borja Jiménez. Pero acude al duelo del Sardinero (domingo, 18.30 horas) no solo empatado a puntos con el bloque deportivista, sino con la garantía de ser el mejor ataque de la categoría en estas nueve primeras jornadas de Liga Hypermotion.
22 dianas ha anotado la escuadra santanderina a sus rivales. El equipo de los Iñigo Vicente, Andrés Martín, Villalibre o Jeremy Arévalo tiene pegada, pero también capacidad para producir.
El Racing genera y con claridad, pues es el cuarto equipo que más remata (11 por partido, siempre según Wyscout). Sin embargo, nadie acumula tantos goles esperados -probabilidad de que sus situaciones de remate acaben en gol- como el cuadro cántabro (17,5), un dato que demuestra que además de generar, lo hace con claridad. Y encima es efectivo.
El Real Racing Club es un equipo con ritmo, que desgasta. Por eso no es casualidad que casi un tercio de sus goles lleguen entre el minuto 60 y el 75. Tampoco que haya materializado 18 tantos en las segundas partes. Primero rumia y luego tritura.
Además, aunque su juego a toda velocidad podría hacer pensar que el contragolpe es su fuerte, el bloque dirigido por José Alberto saca a relucir su mejor versión en el ataque posicional. Solo el Almería (11) ha marcado más tantos que los racinguistas en jugadas no precedidas de robo o contras (10). No necesita recuperar el balón ante un rival desordenado para correr: lo logra hacer desde su veloz circulación, precisión y movilidad.
La pujanza del Racing y El Sardinero es real y amenaza al Deportivo, que deberá tomar nota y vigilar estrechamente varios aspectos para volver a competir a buen nivel.
Presión al poseedor
El Dépor no suele ser un equipo que muerda al poseedor, más allá de situaciones de reinicios o de presión tras pérdida. Para que estas últimas surjan, deben estar precedidas de una fase ofensiva con el bloque viajando junto, algo que al Deportivo le ha venido costando desarrollar últimamente. Sin embargo, el Racing de Santander es un conjunto con mucha tendencia a mirar hacia delante y que ofrece al poseedor de balón múltiples soluciones a través de líneas de pase para progresar.
De este modo, será interesante ver si Antonio Hidalgo ajusta el comportamientos colectivos o al menos desarrolla pautas individuales sobre todo para evitar que los centrales y mediocentros verdiblancos -el doble pivote apunta a salir del trío entre Gueye, Aldasoro y Puerta- dispongan de mucho tiempo para conectar con las líneas superiores por el carril central de su canónico 4-2-3-1. En este sentido, será importante la primera línea de presión, pero también los posibles saltos hacia delante de los centrocampistas en función de la estructura empleada.
Los apoyos entre líneas
El Racing venía permitiendo la total libertad de Iñigo Vicente. El vasco era el pasado curso un falso extremo izquierdo, pues partía de esa posición para acabar apareciendo por dentro. Sin embargo, este curso, José Alberto le ha dado directamente el papel de enganche a cambio de ganar por fuera a un Marco Sangalli que no solo estira, sino que tiene ida y vuelta para equilibrar, debido a su vocación de lateral.
Sin embargo, Sangalli será una de las bajas con las que tenga que lidiar el preparador asturiano, lo que unido al regreso de Peio Canales del Mundial sub-20 podría provocar que Vicente dejase el enganche para caer de nuevo a la izquierda. Sea como sea, el Racing contará con futbolistas de segunda línea del ataque muy dotados para recibir a espaldas del centro del campo rival. No en vano, Vicente ha repartido seis asistencias. Cinco de ellas han sido para dejar mano a mano o en posición de remate en carrera a Villalibre, Andrés Martín o Jeremy Arévalo.
El papel del mediocentro defensivo o del interior del lado en el que se ubique para recibir a espaldas de línea será clave. Otra opción es controlarle con los ‘saltos’ de los centrales, una circunstancia que al Dépor le ha venido costando últimamente y que se puede neutralizar fijando la línea defensiva con futbolistas o alargando los espacios entre esta y su centro del campo. Si Vicente levanta la cabeza, es mortal.
Rupturas a la espalda
Si Vicente está consolidado como el enganche más desequilibrante de la categoría no solo es por su enorme capacidad para ubicarse de manera óptima y filtrar pases. A alcanzar esta condición le ayuda el colectivo que le rodea, en el que el resto de futbolistas de ataque tienen muy claro que la primera opción pasa por atacar la espalda del rival.
En estas lides destacan especialmente el extremo que juega en la diestra, Andrés Martín, o los puntas Villalibre y Arévalo, a los que ahora también se les une Arana, que ha regresado tras lesión. Amenazas múltiples y, sobre todo, poderosas una vez inician la carrera.
Por eso, si el Deportivo quiere minimizar estas situaciones, deberá retrasar el bloque para acortar los metros entre su último hombre de campo y el portero o bien evitar las igualdades numéricas y disponer siempre de un futbolista libre en última línea, que acuda a la ayuda en caso de que su compañero pierda el sprint. Eso o presionar al poseedor para evitar que ejecute el envío a espaldas. No lo ha hecho demasiado una vez el rival progresa, pero deberá controlar mucho más esa agresividad defensiva si no quiere volver a vivir otra pesadilla como en La Rosaleda.


