La desconfianza invita a Hidalgo a probar
Con Mella en el Mundial sub-20, el técnico testea nuevas soluciones para paliar la falta de contundencia de sus centrales

Había encontrado la fórmula no solo para juntar a los ‘Cuatro Fantásticos’, sino para que el Deportivo alcanzase su mejor versión en este tramo inicial de temporada. Luismi Cruz tejiendo por dentro y David Mella aprovechando sus cualidades para devorar espacios desde el puesto de carrilero a pie cambiado. Cerrando el pasillo derecho en defensa y siendo punzón en ataque, protegido por Ximo Navarro como central diestro, el liderazgo de Miguel Loureiro en el eje de la zaga y el rendimiento creciente de Dani Barcia flanqueando por la izquierda.
Antonio Hidalgo lo tenía. El técnico catalán es siempre amigo de la introducción de matices para penalizar las debilidades que él y su staff detectan en los rivales y potenciar las fortalezas propias. Pero el titular del banquillo blanquiazul había encontrado el punto exacto de equilibrio desde el que construir los primeros y sólidos pilares de un equipo que había encontrado la fórmula. Las goleadas al Mirandés y al Huesca no engañan. Por muy imposible que fuese replicarlas en el tiempo, el Dépor estaba cómodo.
Pero llegó la convocatoria de Mella con la selección para el Mundial sub-20 y el invento se trastocó. Entonces, a Hidalgo se le abría un nuevo panorama con dos posibilidades: darle continuidad a la idea tocando lo menos posible o probar nuevas fórmulas. Y eligió la segunda.
Probablemente tuvo que ver su creencia en que las nuevas apuestas encajaban mejor para los planes de partido contra el Eibar y el Almería. Pero también su desconfianza en Arnau Comas y en Lucas Noubi. La perdió en el primero tras las primeras jornadas y todavía, a tenor de los hechos, no se la ha ganado el segundo.
Las pruebas
Así, en Ipurua, el elegido fue Stoichkov. Quizá entendió el cuerpo técnico del Dépor que el futbolista cedido pro el Granada debe tener un papel importante esta temporada y era una buena oportunidad para mostrarle confianza, más allá de su capacidad para aportar soluciones en el juego directo y en el área que el partido demandaba.
Mientras, contra el Almería en casa, con un guion radicalmente opuesto, el que entró en el once fue Charlie Patiño. Más futbolistas en el centro del campo y más capacidad para circular el balón. Idéntico plan que contra el Sporting.
Las apuestas eran coherentes, por supuesto. Pero también resulta sorprendente que en ninguna de las dos oportunidades se tuviese en cuenta la posibilidad de dar entrada en el once a alguno de los dos centrales que esperaban en el banquillo.
La solución parecía obvia: darle vuelo a un Ximo con capacidad para ir y venir, como ya demostró el pasado curso, e introducir a Comas o a Noubi. El catalán en el eje, con Loureiro de nuevo en el perfil derecho. El belga como central diestro, en un rol en el que ya jugó durante la pretemporada y en el que también se desempeñó durante su estancia en el primer equipo del Standard de Lieja.
De hecho, tanto una fórmula como la otra tuvieron su momento en estos dos partidos sin Mella. En Eibar, el canterano del Barça entró en el minuto 72 para fortalecer el área e intentar defender con cinco defensas naturales las acometidas armeras.
No funcionó la fórmula, pues el Eibar no solo acabó empatando, sino que lo hizo beneficiado por un error de Comas en el despeje de un centro lateral. La acción culminó una pobre aportación a nivel de contundencia defensiva en su regreso a Ipurua, estadio en el que ejerció como local tras llegar —y destacar— como cedido en la segunda vuelta del pasado curso.
Así, Comas no aprovechó la oportunidad después de perder la titularidad que Hidalgo le otorgó en los tres primeros partidos del curso. En todos ellos fue sustituido e incluso tras el segundo, contra el Burgos, el preparador le dejó un ‘recado’: “Ha pedido el cambio y lo tenemos que hacer, esperábamos la energía de Ximo Navarro por la banda derecha pero no podemos hacer tanto cambio en la zona de atrás”.
Mientras, contra el Almería, el elegido para aportar desde el banco fue Lucas Noubi. El belga sumó su segunda presencia del curso a nivel oficial, ambas entrando desde el banquillo.
Esta estadística es el mejor síntoma de la falta de certezas que el preparador ve todavía en torno a la figura del joven belga, que llegaba al Dépor después de un año sin apenas competir con el primer equipo del Standard. No podrá tampoco hacerlo el próximo domingo en La Rosaleda, ante la convocatoria con su selección. Deberá esperar para convencer a un Hidalgo que apunta a tener que seguir probando.


