ANÁLISIS | Pico y pala hasta el final
El Deportivo suma un punto en un partido que a falta de cinco minutos tenía ganado y que si dura cinco más quizás hubiese perdido

Duele porque a falta de cinco minutos el partido estaba ganado, pero agrada porque si dura cinco más igual el equipo se venía de vacío de un partido de pico y pala que tuvo en la mano, pero que tampoco supo cerrar. Suma en cualquier caso el Deportivo, que ya encadena siete jornadas invicto y salió vivo de un campo en el que habían caído Granada, Andorra y Real Sociedad B. Es un buen equipo el Eibar, que no andará lejos de los puestos cabeceros de la tabla, desde luego el rival que peor se lo ha hecho pasar al Dépor en lo que va de campeonato, una dura prueba superada con un puntito que sumará más si el sábado se deja atrás al Almería.
Todo comenzó bien en Ipurua, con un gol fruto de un penalti forjado en el oficio de Stoichkov, que se fue al suelo mientras miraba la reacción del colegiado. Anotó Yeremay, que a esa altura, apenas al cuarto de hora de partido, ya se había mostrado enchufado. Sus dos primeras conducciones fueron una exhibición de reprís y a partir de ahí empezó a ser indetectable para los rivales, castigados por su movilidad y capacidad para mejorar las jugadas simplemente con un control orientado, el rastro más evidente de la categoría de un futbolista.
Con Yeremay a los mandos, el Deportivo fue más que el Eibar durante un largo tramo del partido. El equipo de Antonio Hidalgo fue el que acostumbramos a disfrutar, exigente para el rival en la presión, incómodo como para que no le generen apuros a Germán Parreño. Era todo tan hermoso que parecía irreal, con la grada deportivista también a pleno funcionamiento Ipurua parecía el Centro Gallego de Eibar. Había, con todo, alguna sombra. Mulattieri falló las dos que tuvo en el área, la primera nada más empezar el partido. Quiso, pero no puedo esta vez el italiano, siempre bien vigilado y con buenas ayudas por parte de la zaga local. A la hora de partido volvió a dejar su sitio a Eddahchouri en un cambio que va camino de convertirse en un clásico.
Hidalgo, siempre amigo de los matices tácticos (Luismi Cruz operó esta vez en la izquierda), no hizo inventos para suplir a Mella, pero tampoco renunció a la vis ofensiva en el once. Le dio vuelo a Stoichkov y nutrió al equipo de argumentos ofensivos. Pero esta vez se sufrió sin balón. En el epílogo de la primera parte ya se echaba de menos un mediocentro posicional, un Gragera. Se abrió el Deportivo, que se partió más de lo recomendable y trató de encontrar respuestas en los relevos desde el banquillo. Tampoco había mucho donde elegir para cerrar precisamente ese espacio que explotaba el Eibar, que fue a más.
Por el camino ocurrió que Yeremay tuvo la sentencia. El jugador con más expected goals marrados de la categoría, seguramente también el mejor futbolista de los 22 equipos que la componen, tiene la mirilla desviada. Se le fue al limbo un gol que hubiera puesto al Deportivo con dos en ventaja y más de media hora por jugar. La respuesta del Eibar fue salvaje y Parreño se tuvo que agigantar para mantener al equipo en pie. Los cambios no surtieron efecto: le dieron piernas al equipo, pero no fútbol. Sólo quedaba sufrir y ahí el equipo parecía bien asentado en la defensa de los centros, faceta clave en un escenario como el de Ipurua.
Dani Barcia ejerció de líder en esos minutos de brega, saltó al campo Comas para alimentar a la zaga, debutó Rubén López para encimar rivales, se acumularon faltas y tarjetas amarillas en una agonía que llevó al equipo al área, a lamentar la amplia prolongación de seis minutos que en realidad parecieron seis prórrogas. Pero incluso en esos casos hay que trabajar siempre hasta el final, hasta los tres pitidos. Y empató el Eibar, con fortuna, pero también quizás con justicia. El liderato se tambalea, el Cádiz recibe este domingo al Ceuta en un duelo que parece destinado al triunfo local. Es de suponer que nadie pensaba que el ascenso iba a lograrse en octubre, ni siquiera en febrero. Aquí hay mucho piedra que picar hasta el final.

