Quagliata, la pieza que redondeó el sistema del Deportivo
El lateral italiano se ha ganado el puesto y ha dotado de profundidad el carril izquierdo

Era un equipo sólido, competitivo y con visos de potencial ofensivo. El Deportivo del primer mes de competición daba pie al optimismo. Antonio Hidalgo había sido capaz de ir cimentando un equipo incómodo para sus rivales y capaz de manejarse en cualquier escenario, incluso el día que más concedió fue capaz de reponerse para no conceder una derrota que todavía no ha llegado. Pero le faltaba algo.
Sí, el talento podía acabar por marcar la diferencia en el tercio final. Pero el cuadro deportivista no terminaba de fluir cada vez que debía mezclar posesión con paciencia para atacar a rivales que le concedían metros cerca de la portería de Parreño para negárselos en torno a su propia área.
Luismi Cruz, Mella o Ximo Navarro optimizaban el carril derecho. Por dentro, entre Gragera y Patiño eran capaces de complementar a Mario Soriano y a un Yeremay Hernández al que Hidalgo entendió, desde el primer momento en el que llegó al Dépor, que debía intentar encontrarle un rol en el que pudiese lucir con total libertad. Pero lo que el equipo ganaba con el canario en el juego interior, lo perdía con el canario alejado del carril izquierdo.
En realidad, hacía tiempo que ‘Yere’ había dejado de ser un extremo de jugar pegado a la cal, pedirla al pie o al espacio y regatear. Sin embargo, la marcha de un lateral con capacidad para progresar por todo el pasillo zurdo como Rafa Obrador había generado la necesidad de encontrar un perfil de futbolista capaz de devolver la profundidad a la banda siniestra blanquiazul.
Sergio Escudero era el primer dueño legítimo del carril, pero entre las múltiples virtudes que maneja el vallisoletano no está, a estas alturas de su carrera, la capacidad para atacar en velocidad. Ese déficit lo tenía que compensar el equipo, pero el encaje era complejo si entre las condiciones seguían estando no aislar al ‘10’ blanquiazul en el pasillo exterior.
De este modo, el equipo no terminaba de encontrar la amenaza cada vez que miraba hacia la izquierda. "Es una cuestión de ocupación de espacios. Al final, el rigor y el orden, contrarrestar o poder soportar diferentes situaciones es en lo que nos estamos ocupando. En unos momentos de partido la ocupación es mejor que en otras. Es una evolución y le doy vueltas a cómo nuestros mejores jugadores pueden estar más cómodos. Cuantas más variantes tengamos, más difíciles seremos de descifrar para los rivales", explicaba el técnico cuestionado por la manera de construir un sector izquierdo que sonase orgánico.
No lo logró en el tramo inicial, pues en las cuatro primeras jornadas, el Deportivo tan solo encontró un gol atacando por el pasillo zurdo. No fue con ningún lateral izquierdo ‘natural’ en el campo, sino con David Mella, que en el toque de corneta impuesto por Hidalgo en Leganés, acabó jugando por detrás de Yeremay. Entre Mario y los dos canteranos se fabricaron el 2-1 con una apertura, una conducción, un desdoble y un centro que remató Mulattieri.
Precisamente el partido en Butarque fue, quizá, el punto de inflexión. Aunque Hidalgo le dio continuidad a la apuesta de Sergio Escudero ante el Sporting y buscó la amenaza abriendo a Hernández para buscar al lateral Kevin Vázquez. No resultó demasiado exitosa la fórmula y los algo más de 20 minutos finales con Giacomo Quagliata en el campo por el zaguero castellanoleonés marcaron el nuevo camino. Con el equipo ya desesperado por no ser capaz de romper la resistencia sportinguista, el italiano le dio el empuje final, con cuatro centros ejecutados que, si bien no fueron determinantes, enseñaron sugerentes nuevos caminos.
El cambio
Así lo debió de entender Hidalgo, pues el siciliano entró en Mendizorroza por Escudero, en la que fue su primera titularidad después de disponer previamente de apenas 48 minutos. Y el equipo rompió a jugar.
El salto de nivel no fue, por supuesto, impulsado de manera exclusiva por el transalpino. Pero con el futbolista ex de la Cremonese en el carril, Hidalgo pudo liberar a Yeremay por fin, sin la preocupación de no disponer de otro futbolista capaz de profundizar por ese sector. Con Mario Soriano atacando la espalda del centro del campo rival para hilvanar jugadas con su socio canario y con Luismi Cruz en el juego interior, era Quagliata quien aparecía para amenazar por fuera.
Más agresividad a la hora de atacar, pues Giacomo es un tipo capaz de ‘quemar’ el carril arriba y abajo y más agresividad a la hora de defender, pues el internacional sub-21 con la ‘Azzurra’ sobresale también a la hora de perseguir la marca y acudir a los balones divididos tratando de anticipar. Puede dar fe de ello Hugo Novoa. El de Palermo es una piraña yendo hacia delante, por más que sus subsanables carencias le limiten más una vez su pareja tiene el balón controlado y le encara.
El Deportivo encontró el juego y los goles ante el Mirandés con Quagliata, aunque ninguno de ellos llegó como tal a través del defensor. E Hidalgo volvió a repetir la fórmula ganadora frente al Huesca en Riazor. De nuevo triunfo. De nuevo, goleada. De nuevo se quedó sin salir en las fotos el joven de 25 años.
Fue lo de menos, pues Giacomo fue el complemento ideal para amenazar al espacio cuando Yeremay iba al apoyo. Los pulmones italianos dotaron de recorrido a la banda siniestra al Deportivo en ataque posicional, en transición ofensiva y en defensa. Así, a través de sus características con y sin balón, el Deportivo parece haber encontrado la pieza que le faltaba al sistema para funcionar de manera integral.

