Bil Nsongo, la estrella que también ayuda a los demás a brillar
El delantero del Fabril fue una pieza clave del triunfo en Astorga a pesar de no anotar gol

Nsongo Bil es una de las revelaciones, no solo del Fabril, sino también de la Segunda Federación. El delantero camerunés es una de las sensaciones del inicio liguero y, partido tras partido, confirma que que es mucho más que un goleador.
Es uno de esos futbolistas que el rival debe vigilar de cerca porque en cualquier momento puede generar peligro. Su potencia, velocidad y su capacidad para leer el juego le han permitido dar un salto de calidad evidente con respecto al pasado curso.
Tras un año complicado en el que apenas sonó su nombre, este año ha emergido una estrella en el equipo de Manuel Pablo. El técnico grancanario ha sabido potenciar sus virtudes y encontrar en él un aliado perfecto para liderar la línea ofensiva.
Un alma goleadora difícil de parar, un jugador que se ha hecho dueño del gol pero sin ser egoísta, ya que no duda en ceder la pelota a un compañero mejor situado para que una jugada acabe en premio. Así lo demostró en el partido contra el Atlético Astorga, donde el Fabril ganó por cuatro goles de diferencia y ninguno fue del camerunés.
Aunque ninguno de los tantos llevó su nombre, al menos de cara al público, fue clave en todas las jugadas en las que el balón acabó dentro de los tres palos. “Otros no serán tan visibles porque al final el que mete gol es el que sale en las portadas, pero yo creo que eso es un trabajo colectivo que estamos haciendo bien”, comentó su entrenador, Manuel Pablo, cuando le preguntaban por él. En esta ocasión fue el propio Bil quien tuvo que relucir en medio de la oscuridad para que otros pudiesen brillar.
Fabi fue el encargado de abrir la contienda ante el Astorga. Mario Nájera controlaba el balón hacia el área rival para encontrar a Bil, así fue, le pasó el esférico, pero el delantero, que tenía la defensa encima, decidió pasarla de cara a un Fabi prácticamente solo, que enchufó la pelota en la escuadra.
El segundo llegó de un tiro de Mario Nájera, que marcó tras una falta provocada por el propio Bil. De balón parado también llegó el tercero. Allí estaban Bil y Noé. Nájera lanzó el balón, de nuevo buscando a su compañero en la delantera, que estaba acompañado de una marca a la que supo frenar para que el balón se quedará sobrevolando el área. El esférico acabó en el pie de Noé, que estaba mucho más liberado, y remató para seguir aumentando la contienda.
Para cerrar la superioridad que demostró el Fabril en tierras leonesas, Bil intentó dejar su huella para la posteridad una jornada más entre los goleadores del encuentro. Condujo el balón hasta el área rival, se zafó de la defensa, recortó y se fue adentrando cada vez más hasta que, tras la insistencia de un oponente, tropezó. Antes de caerse, le pasó el balón a Jaime Garrido, que puso punto y final al marcador con el cuarto tanto.
Bil ha demostrado que no todo es su espíritu goleador. Su velocidad y su fuerza física lo convierten en un perfecto asistente para sus compañeros cuando él no es capaz de terminar la jugada. Es insistente, una verdadera molestia para el rival, lo que hace que en muchas ocasiones tengan que hacerle falta para poder frenarlo, lo que suele acabar en ocasión para el Fabril a balón parado y, por tanto, en una nueva oportunidad de gol.
