El efecto solidaridad del Leyma Coruña
El compromiso y la entrega del colectivo fueron las esperanzadoras señas de identidad del equipo en la pretemporada

Al final de la temporada pasada el presidente del Básquet Coruña, Pablo de Amallo, recurrió al ‘efecto rebote’ para intentar devolver la ilusión a la afición y al equipo a la ACB. Un efecto rebote, que por cierto, en las últimas cinco temporadas únicamente ha experimentado el Andorra de la 2022-23.
Efecto al margen, el mandatario podría recurrir ahora a algo tangible para pensar en el regreso inmediato a la primera categoría: el juego del equipo. La afición naranja está contenta con lo visto en pretemporada. Una filosofía (casi) en las antípodas de la que costó que el paso por la ACB fuera lo más fugaz posible.
El Leyma ha pasado de encajar más de 95 puntos por partidos, casi sin pestañear, a un juego híbrido. El plantel de Carles Marco también recibe bastantes puntos, pero muerde al rival cuando tiene que hacerlo.
Luz y velocidad
Así levantó varios partidos en verano, entre ellos la visita al FC Porto, vigente subcampeón liguero de Portugal, casi imposibles. En O Dragao fueron 26 puntos entre los minutos 22 y 36; contra el Obradoiro, en semifinales de la Copa Galicia, 12+1, y en la final, ante el Breogán, 16 en el último cuarto, para forzar la prórroga.
Y ahí está otra de las virtudes de este nuevo Leyma: jamás arroja la toalla. Todos los balones tienen el mismo valor; ganado por 20 o perdiendo por 30. Y todo ello con un entrenador y una plantilla nuevos. Un plantel que, además, no jugó junto durante gran parte de la pretemporada a causa de las ausencias de los flamantes campeones continentales Macachi Braz y Caio Pacheco.
Marco, ayudante de Tiago Splitter en el París Basketball que enamoró en su debut en la Euroliga, se ha traído luz de la ciudad de la ídem. Y velocidad. Tanto en el juego como en las rotaciones, muy cortas, casi de hockey hielo. Una organización amparada en otra virtud: el juego no se resiente. Porque la implicación y el esfuerzo de las piezas son absolutos.
No obstante, hay que ser cautos. Primera FEB es una jungla. El premio gordo solo se lo lleva uno. Y el segundo hay que currárselo muchísimo. Influyen factores como las lesiones y el acierto en la confección de la plantilla. En este segundo aspecto, y pese las dudas iniciales, parece que el Básquet Coruña ha acertado. Además, está abierto a cubrir una décimo segunda ficha. Sería, según ha revelado Charlie Uzal, un ala-pívot “capaz de marcar diferencias”.
El futuro pinta bien. Aunque lo mismo pensarán los otros 16 equipos que forman este curso impar porque la FEB no fue capaz de montar un plan de contingencia para cubrir el fiasco del Real Betis.
Una ruta de regreso ligeramente más corta que en la 2023-24. Un camino a recorrer con el efecto solidaridad, compromiso y trabajo (y jogo bonito). El rebote es muy importante, sí, pero en las estadísticas.
Abróchense los cinturones.
Estudiantes, Obradorio y Palencia completan el póker de favoritos al ascenso directo
Muchos son los aspirantes a la primera plaza final. Incluido el Leyma, claro. Los tiros de los muchos análisis apuntan a los naranjas, el Estudiantes y el Obradoiro como la Santísima Trinidad de favoritos.
El club colegial ha montado otro plantillón. Igual que en las frustrantes cuatro campañas precedentes. El cambio está en el banquillo. Toni Ten presenta un perfil algo más bajo que sus predecesores. La pasada campaña rozó el ascenso con el Fuenlabrada. El Estudiantes ha disputado tres Final Four de los playoffs, y ahí sigue.
Que una gran plantilla no garantiza nada lo sabe bien el Obradoiro, cuyo roster casi ACB de la 2014-25 se la pegó –con ventaja de campo– en la primera ronda de la postemporada. El equipo compostelano se ha ‘leymizado’ para intentar llegar a la ACB. El técnico y cuatro jugadores lo consiguieron con el Básquet Coruña.
En la batalla debe entrar también el Palencia de Natxo Lezkano. Siete renovados y fichajes de nivel como Jakovics, Vrankic y Muñoz. Grupo compacto y muy bien dotado en todas las posiciones, aunque flojea un poco en el ‘5’.
La incógnita se llama Fuenlabrada. El finalista del pasado curso tiene graves problemas financieros, reflejados en solo nueve jugadores en nómina a una semana de su inicio.
Gipuzkoa y Tizona, que el curso pasado lograron los dos últimos billetes para los playoffs, quieren más, aunque ese más, el factor cancha en cuartos, esté por las nubes. Al igual que el Cartagena, séptimo clasificado en un debut en la categoría del que solo sobreviven tres jugadores (Garuba, Domenech y Martín). El nuevo técnico, Félix Alonso, se la pegó con el Obradoiro de luxe.
A la postemporada, que se perdieron en la 2024-25, apuntan el Oviedo y el HLA Alicante. Ambos han rendido muy bien en pretemporada, pero el conjunto carbayón ha perdido, por motivos personales, al destacado escolta Brycen Goodine. La calidad de su reemplazo se postula clave de cara al objetivo.
Por su parte, Rubén Perelló maneja un plantel con tres renovados importantes (Mwema, Larsen y el exnaranja Aris) y buenos fichajes (Torres, Walker, Davison, Geu).
En el grupo intermedio se ubican también el Ourense, pese a su floja pretemporada; el Cantabria (ojo al gigante internacional chino, Jiahao Yu, cedido por el Bilbao Basket), y un Menorca que se ha reforzado muy bien (Littleson, Lobo, Wembi, Sola, Vicedo).
El Zamora y los tres ascendidos, Melilla, Palma y Palmer –el único debutante en la categoría mantiene a seis elementos del ascenso–, se alinean, a priori, como el cuarteto que luchará por no volver a la tercera división nacional.




