
Hace 50 años, un coche llegaba al mercado para cambiar las reglas del juego. No solo se convertiría en el modelo más vendido de BMW, sino que definiría el concepto de la berlina deportiva. El BMW Serie 3 celebra su cumpleaños con un legado inigualable que trasciende generaciones y que, a día de hoy, sigue siendo un referente de agilidad, tecnología y, sobre todo, placer de conducir.
Era 1975, y el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt se convertía en el escenario del debut de un vehículo que llegaría para revolucionar el segmento de las berlinas medias. La primera generación del BMW Serie 3 no solo sustituía al icónico BMW 02, sino que inauguraba una nueva categoría, combinando la agilidad y el carácter deportivo de su antecesor con un salto exponencial en diseño, confort y seguridad. Con sus líneas claras, proporciones dinámicas y un habitáculo enfocado en el conductor, el Serie 3 sentó las bases de un ADN inconfundible que ha perdurado a lo largo de siete generaciones.

Desde el principio, el Serie 3 se diferenció de la competencia por su enfoque en la experiencia de conducción. La propulsión trasera, una distribución de peso equilibrada y una suspensión sofisticada garantizaban una agilidad que no se había visto antes en su clase.
Dos años después de su lanzamiento, se convirtió en el primer coche de su segmento en ofrecer motores de seis cilindros, abriendo un camino de innovación que se ha mantenido hasta hoy. Estos propulsores, combinados con una tecnología de chasis de vanguardia, fueron clave para forjar la reputación del Serie 3 como sinónimo de rendimiento deportivo y seguridad activa.
La historia del BMW Serie 3 es la de un coche que, a lo largo de 50 años, ha sabido evolucionar.