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Motor

50 años de una leyenda: BMW Serie 3, el coche que es un placer conducir

Lanzado en 1975 en el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt, este modelo no solo marcó una nueva categoría de vehículos, sino que también se consolidó como la encarnación del placer de conducir, una filosofía que ha permanecido inalterable a lo largo de sus siete generaciones. La historia del Serie 3 es un testimonio del avance de la deportividad, la eficiencia y la innovación de la marca bávara, un embajador global de la excelencia automotriz.

El carácter deportivo y ágil de la Serie 3 ha sido un pilar desde el primer día, sustentado por una combinación de potentes motores y tracción trasera, un chasis equilibrado y una dirección precisa. En 1977, el Serie 3 fue pionero al convertirse en el primer coche de su clase en ofrecer motores de seis cilindros, estableciendo un estándar de rendimiento que sus competidores se esforzarían por alcanzar.

A lo largo de los años, la innovación no se ha detenido: desde la minimización del peso con aluminio y magnesio hasta la incorporación de la tecnología mild-hybrid y los modelos híbridos enchufables, que ahora ofrecen una autonomía eléctrica considerable. El Serie 3 ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia.

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NACIMIENTO DE UN ICÓNO

La primera generación del BMW Serie 3, lanzada en 1975, sentó las bases de un éxito sin precedentes. Con un diseño distintivo, que incluía el puesto de conducción orientado al conductor, y motores de cuatro cilindros que combinaban rendimiento con economía, el coche se ganó rápidamente la admiración del público.

El modelo 320i, con 125 CV, fue aclamado como el sucesor digno del BMW 2002 tii. Sin embargo, fue la introducción de los motores de seis cilindros en 1977 lo que lo catapultó a una nueva dimensión, ofreciendo una experiencia de conducción superior. Esta primera generación demostró ser un éxito rotundo, vendiendo más de 1.3 millones de unidades hasta 1983.

La segunda generación, que llegó en 1982, trajo consigo una mayor diversidad. Con líneas más tensas y aerodinámicas, el modelo no solo creció en tamaño para ofrecer más espacio, sino que también amplió su gama de motores.

En 1984, el BMW 325e con su motor eta de seis cilindros y el BMW 324d, el primer diésel de la marca en su segmento, demostraron el compromiso de BMW con la eficiencia. Pero la verdadera revolución llegó con la introducción de nuevas variantes de carrocería: en 1983 se presentó el primer Serie 3 de cuatro puertas, seguido en 1985 por el elegante Cabrio y, en 1987, por el vanguardista Serie 3 Touring, que fusionó por primera vez deportividad con funcionalidad.

Esta generación también fue pionera con la tecnología ABS y, en 1985, con la tracción total inteligente BMW xDrive en el modelo 325ix, estableciendo nuevos hitos en seguridad y agilidad, una referencia del vehículo alemán.

UN ESTILO AUDAZ

La tercera generación, lanzada en 1990, representó un cambio de paradigma con un diseño más elegante y aerodinámico, y una tecnología completamente renovada. La carrocería, significativamente más grande, ofrecía un habitáculo más espacioso y seguro. Los faros gemelos circulares, ahora cubiertos por una sola carcasa de cristal, se convirtieron en una firma de diseño.

En el apartado mecánico, todos los motores superaban los 100 CV, y los nuevos seis cilindros en línea se beneficiaban de la tecnología VANOS, que optimizaba el rendimiento y reducía el consumo. Esta generación también vio la llegada de motores turbodiésel más eficientes y potentes.

Fue con la tercera generación cuando el Serie 3 diversificó su oferta como nunca antes. El sedán de cuatro puertas se convirtió en el estándar, y en 1992 se lanzó el primer y distintivo BMW Serie 3 Coupé, un modelo con un estilo independiente y una silueta más deportiva. Le siguieron el BMW Serie 3 Cabrio, con su línea de hombros baja, y el innovador Serie 3 Compact, que en 1994 abrió la puerta a un nuevo segmento de vehículos con su diseño compacto y deportivo. Con más de 2.7 millones de unidades vendidas, esta generación demostró que la versatilidad de la familia Serie 3 era clave para su éxito.

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LA MADUREZ Y LA EXCELENCIA

En 1998, la cuarta generación del BMW Serie 3 marcó el paso al nuevo milenio, combinando continuidad estilística con un progreso técnico imparable. Más grande y elegante que su predecesor, el nuevo sedán destacaba por sus proporciones alargadas y un interior más espacioso. La experiencia de desarrollo de modelos de segmentos superiores se trasladó al Serie 3, mejorando la seguridad, el confort y el equipamiento. La gama de motores continuó creciendo, con la introducción de tecnologías como el control automático de estabilidad (ASC), que posteriormente evolucionaría para convertirse en el control dinámico de estabilidad (DSC).

La quinta generación, presentada en 2005, se distinguió por una estética más sofisticada y una mayor seguridad activa, que incluía el control dinámico de estabilidad (DSC), los frenos dinámicos y el control de frenada en curvas (CBC). En 2007, el BMW 335d se convirtió en el primer coche del mundo en combinar un motor diésel de seis cilindros en línea con dos turbocompresores. La sexta generación, a partir de 2012, dividió por primera vez la gama en el Serie 3 y el Serie 4, con el Serie 4 Coupé y el Gran Coupé. Por último, la actual séptima generación, 2019, mantiene el estatus de la Serie 3 como líder en su segmento. Con un diseño más afilado y una tecnología de vanguardia, incluye variantes híbridas enchufables que ofrecen una mayor autonomía eléctrica y modelos como el primer BMW M3 Touring, que combina la alta competición con la funcionalidad de un familiar. A lo largo de sus 50 años de vida, el BMW Serie 3 ha vendido más de 20 millones de unidades.