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Dépor

La zurda de Luismi, la varita del Dépor

No son pocas las buenas noticias que dejó el Deportivo en la contundente victoria frente al Mirandés en Mendizorroza (1-5). Los ‘cuatro fantásticos’ pueden jugar juntos —y brillar juntos—, Mulattieri acumula cada vez más argumentos para consolidarse como referencia ofensiva, Quagliata ya cuenta con una digna carta de presentación en duelo oficial, Yeremay volvió a lucir su inagotable talento en el uno contra uno, Eddahchouri respondió de forma espectacular como revulsivo y no abandona la pugna por el ‘9’… La lista de motivos para el optimismo blanquiazul tras lo vivido en Vitoria es extensa. Pero quizá hubo un detalle que, aunque ya se intuía, se confirmó en Mendizorroza como un recurso de peso para las aspiraciones del Dépor: la zurda de Luismi Cruz.

El atacante de El Puerto de Santa María firmó dos goles mostrando sutileza y precisión con su pierna izquierda, pero su repertorio fue mucho más allá. Controles orientados, toques de primeras, envíos filtrados, conducciones con la cabeza erguida, fantasías varias y, además, esas dos dianas: una vaselina preciosa sobre Nikic y un disparo potente y ajustado tras cazar un balón suelto en el área.

Como esos ilusionistas que mueven la muñeca y abren la mano para demostrar que no esconden nada, que todo está ahí delante, pero que en realidad guardan el truco decisivo para el instante final. Luismi es un poco eso. Puedes presionarle cuando está de espaldas, taparle líneas de pase cuando levanta la mirada o intentar reducirle espacios en el uno para uno… Todas estas situaciones se dieron durante el partido y, en todas ellas, Luismi Cruz encontró la forma de disimular sus intenciones, proteger la pelota y sorprender al rival en el momento exacto con su magia en el pie izquierdo.

Si lo encimas con el cuerpo orientado hacia su propia portería, aprovecha tu inercia para girar hacia su izquierda y, cuando crees que ya llegas a interceptar, puntea el cuero y te deja fuera de la jugada. En ese instante la carrera ya está lanzada y tú te quedas atrás.

Si, en cambio, optas por dejarle espacio y prefieres cerrar líneas de pase, él encuentra la grieta. Puede trazar un pase raso o elevar suavemente el balón para superar al rival. Así filtró un pase a Soriano y así habilitó varias veces a Mella para salir a la contra.

Y si eres portero y te toca afrontar un mano a mano con él, tampoco tienes demasiado margen. Puedes salir a tapar huecos y reducirle espacio, pero eleva la pelota con naturalidad, como si el gesto no le exigiese ningún esfuerzo. Como quien hace lo más difícil con la misma calma con la que otros dan un pase de seguridad.

La primera gran exhibición de Luismi como blanquiazul llegó en un escenario en el que no estuvo pegado a la línea de cal. La presencia de David Mella como carrilero derecho le permitió actuar en zonas más interiores, castigando los espacios a la espalda de los mediocentros del Mirandés como un mediapunta escorado a la derecha. Un espejo de Yeremay en el costado opuesto. Entre ambos aceleraron el juego, cada uno con su sello particular de prestidigitador, y lanzaron al Dépor hacia la actuación más convincente de lo que va de curso.

“Hay que acostumbrarse. Hago más metros, pero estamos capacitados para lo que se nos pida”. Eso declaró Luismi cuando fue preguntado por la posición en la que había actuado durante muchos amistosos veraniegos y en los primeros choques de Liga: en la banda, como carrilero, con obligaciones defensivas añadidas. El andaluz cumplió con solvencia en ese rol, pero en Vitoria, con mayor libertad, directamente se salió. Su frase tenía toda la razón: “Estamos capacitados para lo que se nos pida”. Especialmente cuando lo que se le exige es dinamitar un partido con su zurda.

En el tramo final volvió a aparecer también la otra versión de Luismi, la del jugador comprometido en labores de ida y vuelta. Con la salida de Mella, Hidalgo le retrasó unos metros para que ayudase en defensa. Justo tras ese ajuste llegó el 1-2 del Mirandés, un aviso que pudo haber agrietado la confianza coruñesa. Pero Eddahchouri se encargó pronto de restaurar la ventaja y, más tarde, de sentenciar el encuentro con un hat-trick en tiempo récord. También de preservar el valor de la exhibición de Luismi, cuyo doblete y cuya actuación es un aviso para rivales. En este Dépor hay muchos argumentos para creer, pero uno de los más determinantes se resume en cuatro palabras. La zurda de Luismi.