"Yo estoy cómodo dentro del campo, es donde quiero estar. El año pasado al final jugué casi toda una vuelta en esa posición de 8, un poco más retrasado, pero bien. Cómodo donde me pongan porque en esas posiciones he jugado siempre". Mario Soriano narraba de esta forma lo que ha sido su tiempo reciente en el Deportivo, donde tanto Idiakez como Gilsanz recurrieron a él para arrancar el motor del equipo cuando el juego no fluía, algo que en apenas cuatro partidos Antonio Hidalgo ha asumido también.
Esas palabras del madrileño fueron la pasada semana, después de que el equipo blanquiazul se viera dos goles abajo en el marcador y el técnico tuviera que tirar de un plan de riesgo para quemar las naves. Ante el Sporting la situación no era tan desesperada, pero cuando Hidalgo quiso ir a por el partido, el mecanismo fue el mismo. Mario Soriano al doble pivote.
El ritmo, la precisión y el entendimiento del juego del centrocampista han tardado poco en volver a encandilar a un responsable del banquillo herculino. Hidalgo le ha entregado las llaves a Soriano, confiando en que su capacidad le permita hacer buen uso de la libertad que le da para moverse por toda la zona de tres cuartos. Descendiendo a la base cuando considere, soltándose para activar a los atacantes, especialmente a Yeremay, cuando el equipo consigue cierto flow con la pelota.
Después de varios encuentros actuando prácticamente como interior en esa estructura de 3-5-2 con la que el Dépor había empezado el curso, frente al Sporting centró más su posición, escoltado en la segunda línea del ataque por Yeremay y Luismi Cruz en los costados. El problema seguía estado en cómo encontrar a Mario con ventaja entre líneas. La entrada de Patiño solventó parte de esa carencia, aunque el entramado defensivo de un Asier Garitano que vino a Riazor con el único objetivo de invitar al Dépor a cometer un error, reducía demasiado el tiempo y el espacio.
Stoichkov, pieza clave
Es probable que esta solución de riesgo se convierta en un recurso habitual esta temporada, especialmente en el estadio herculino, donde muchos tratarán de seguir el patrón del conjunto asturiano. Y una pieza decisiva para ello puede ser Stoichkov. Alejar a Mario Soriano del área solucionaba los problemas en el inicio, pero en muchas ocasiones ha dejado también al equipo carente de imaginación y capacidad para acelerar en el segundo escalón. Para solucionar eso ha llegado el de San Roque, que el sábado ya dejó algún detalle de lo que puede aportar apareciendo por detrás del punta.
Juega a su favor, además, el conocimiento que tiene tanto de lo que quiere Antonio Hidalgo como del funcionamiento de Soriano, con el que formó una pareja de generadores de gran nivel en el Eibar. Lo ideal sería que ver al ‘21’ tan metido en campo propio fuera una solución de emergencia y no se convierta en costumbre, pero al menos Antonio Hidalgo sabe que si tiene que romper el cristal, cuenta con dos piezas capaces y dispuestas para resolver cualquier atasco. Porque aunque pueda parecer que Stoichkov llegaba a A Coruña como recambio y competencia de Soriano, quizá acaben convirtiéndose de nuevo en dos herramientas complementarias que multiplican las opciones del Dépor.
