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Dépor

La nueva actualización de Luismi Cruz en el Dépor: extremo, carrilero y ahora interior

La goleada del Deportivo al Mirandés (1-5) dejó una actuación colectiva de sobresaliente, pero también un nombre propio candidato a llevarse la matrícula de honor: Luismi Cruz. El jugador andaluz, fichado este verano procedente del Tenerife, fue una de las piezas clave del triunfo y firmó un partido redondo en una posición inédita para él desde su llegada a A Coruña. Por primera vez actuó de inicio como interior, como una especie de mediapunta escorado hacia la derecha, con libertad para moverse entre líneas y mezclarse con sus compañeros. El resultado fue casi inmejorable. Marcó dos goles, tuvo una incidencia constante en el juego y dio la sensación de que Antonio Hidalgo ha encontrado un nuevo filón táctico en su plantilla, o al menos una variante valiosa en determinados contextos.

Hasta este encuentro, la ubicación de Luismi en el Deportivo había sido mucho más fija. Hidalgo lo había utilizado casi siempre pegado a la banda derecha, tanto en los amistosos de verano como en las primeras jornadas de Liga. En ocasiones como extremo al uso, abierto para encarar, conducir y asociarse en corto. En otras, incluso como carrilero, obligado a asumir labores defensivas y con un recorrido más largo. Más allá de fases concretas en algún partido, no había tenido una oportunidad sostenida de aparecer en posiciones interiores. Frente al Mirandés, la apuesta fue diferente. La banda derecha fue para Mella y Luismi pudo partir por dentro, mezclarse con Mario Soriano y Yeremay, y ofrecer otra variante ofensiva al engranaje blanquiazul.

El sistema inicial se dibujó como una suerte de 1-5-2-2-1. En la base del centro del campo formaron Villares y Soriano, pero el madrileño fue ganando altura con el paso de los minutos y alternó su posición con la de Yeremay y la Luismi. Esa flexibilidad permitió que ambos se intercambiaran posiciones de manera natural, dando fluidez a la circulación. En el costado izquierdo, el plan era similar. Yeremay actuaba como mediapunta dejando la banda abierta para que Quagliata fuese el encargado de dar profundidad y amplitud. Algo que acabó configurando una estructura similar a la que Claudio Giráldez utiliza en el Celta, con dos mediapuntas que se dividen cada uno el terreno en dos mitades verticales, aunque con mucha libertad para moverse por detrás del punta y aparecer también en zonas de creación. En ese esquema, Luismi se movió con naturalidad, liberado de la obligación de estar pegado a la cal y con capacidad para influir en muchos registros del juego.

Luismi Cruz Mirandes
Mapa de calord e Luismi Cruz ante el Mirandés | Fuente: SofaScore

Su partido ante el Mirandés, en datos

El de El Puerto de Santa María no solo brilló en la asociación, sino que asumió galones en la finalización. Abrió el partido con un doblete que encarriló la goleada. Dos disparos, dos goles. Un 100% de eficacia que explica en buena medida  por qué su nombre fue uno de los más destacados en Mendizorroza. Pero su aportación no se limitó a esos tantos. Con 53 toques y un 78% de acierto en el pase (21 de 27), Luismi estuvo presente constantemente en la circulación. Además, firmó cuatro pases clave, es decir, cuatro envíos que terminaron en remate de un compañero, aunque sin la recompensa del gol. Fue un generador de juego casi imparable.

En el apartado individual, su estadística refleja un partido excelente. Dos regates de tres intentados, diez duelos ganados de quince disputados a ras de césped y hasta cinco faltas recibidas. Su capacidad para proteger la pelota resultó diferencial. Es el típico zurdo que apenas utiliza la derecha, pero tiene un don para esconder el balón, para puntearlo en el último momento y evitar el corte del rival. Contra el Mirandés, cada vez que recibía de espaldas o de cara, fue una pesadilla para los defensas. Y no solo en los últimos metros, también fue importante en zonas más retrasadas siendo solución a la presión del Mirandés de Fran Justo.

Porque si algo demostró Luismi en su estreno como interior fue que no se trata únicamente de un recurso ofensivo cerca del área rival. También puede ser un apoyo útil en la salida de balón y en los primeros pasos de la creación. En varias ocasiones recibió de espaldas en campo propio, acosado por la presión, y logró girarse o forzar una falta. Cualidades que le convierten en especialmente valioso cuando los rivales buscan apretar en campo deportivista.

Encaje y producción de cifras

Su encaje en el Deportivo abre, no obstante, un pequeño debate táctico. Para que pueda jugar como interior o en esa especie de mediapunta compartida con Yeremay, es necesario una estructura muy ofensiva, como la que planteó Hidalgo ante el Mirandés. Soriano es uno de los indiscutibles del Dépor, por lo que si el técnico opta por alinear también a Luismi y Yeremay, además de Mella, necesita un mediocentro y una línea defensiva capaz de equilibrar la apuesta. Es un plan ambicioso, con riesgos, que posiblemente no será la norma, pero que en Mendizorroza permitió ver, quizá, al mejor Luismi de lo que va de temporada.

A esa otra dimensión táctica se le suma la más evidente de todas, la capacidad de producir cifras. El gaditano, que siempre fue un jugador vistoso, tiene el reto de dar un paso más en la producción de números relacionados con el gol. Con su doblete al Mirandés ya suma dos tantos en apenas cinco jornadas. Ha igualado el registro de la pasada temporada completa en Tenerife y tiene al alcance de la mano superar su mejor curso en Segunda, el anterior (2023-24), en el que firmó tres. Más camino le queda en el apartado de asistencias. Con el Dépor lleva una, pero todavía tiene que remar para acercarse a las ocho que logró la pasada campaña. Eso sí, este inicio en el equipo blanquiazul invita a pensar que está preparado para dar ese salto.

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Luismi, durante el partido ante el Mirandés | Foto: Fernando Fernández

“Desde que llegué estoy muy feliz, noté el calor y el cariño de mis compañeros e intento dar mi mejor versión”, comentó Luismi tras la goleada al Mirandés. Esa felicidad la está transmitiendo en el césped. Desde su llegada al Deportivo, el zurdo había llamado la atención por su calidad técnica y su desparpajo. Además, su estreno como interior dejó la sensación de que puede convertirse en una pieza fundamental en partidos donde el equipo necesite abrir espacios en zonas interiores, generar ventajas y ser profundo a la vez. Por fuera ya ha demostrado que es capaz de desequilibrar, recibir al pie, encarar y superar rivales. Por dentro, como ante el Mirandés, también ha demostrado que es un gran activo para Hidalgo: puede recibir, girarse, asociarse, dar el último pase o resolver con su propia zurda.

El reto para él es mantener esa continuidad. Convertir lo excepcional en costumbre. Producir cifras con regularidad, seguir sumando goles y asistencias y confirmar que su fichaje es uno de los grandes aciertos del verano. De momento, ya lleva varias pruebas superadas. Ha rendido como extremo, se ha adaptado a las exigencia de Hidalgo cuando le ha tocado arrimar el hombro como carrilero y también se ha estrenado como interior con una exhibición en Vitoria.

Luismi aterrizó en el Dépor como un futbolista con una versión claramente conocida, la de encarador y desatascador desde la banda, pero su calidad e inteligencia le están permitiendo adaptarse a las peticiones de Hidalgo, tal y como explicó Mario Soriano tras el partido contra el Mirandés: “Hidalgo va moviendo posiciones para que cuando llegue el día del partido todos estén adaptados a las posiciones que ha probado en los entrenos. Tenemos que adaptarnos a todo porque somos un gran grupo con jugadores que pueden jugar en muchísimas posiciones”. Ahora solo queda esperar para comprobar si ante el Huesca se podrá ver otra actualización en el juego de Luismi Cruz.