Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?

Mi cuenta

Las notificaciones están bloqueadas. ¿Cómo desbloquear?
Dépor

El estruendo de Riazor por el gol de Barcia superó en decibelios al que presume ser el más ruidoso de la historia del fútbol español

Fue el primer gol de la temporada en Riazor, a un minuto del noventa. Como para no celebrarlo. La pelota golpeó en la red como si aquello fuese un cohete y el estadio despegó entre una gran estruendo. Esta vez se puede hasta cuantificar. Un medidor de decibelios que tenía en funcionamiento DXT Campeón durante el partido apuntó que a las 18:03 de la tarde del sábado el nivel de sonido en el coliseo herculino se fue hasta los 119 decibelios. Y alertaba: exponerse a ese nivel de ruido aunque solo sea unos minutos puede provocar una pérdida de audición temporal. Por suerte fue apenas una explosión de júbilo que enseguida rebajado su intensidad sonora, que no festiva.

El habitualmente tranquilo y pausado Dani Barcia provocó el mismo ruido que un avión al despegar y se situó incluso por encima, de manera extraoficial porque no se emplea el mismo registro ni idéntica homologación, de la plusmarca medida jamás en el fútbol español, una estadística que hay poner en cuarentena porque en tiempos en los que todo se convierte en dato no es posible establecer comparaciones rigurosas en este asunto. Aún así basta con entender que Osasuna presume todavía hoy de haber marcado y gritado el gol más ruidoso de la historia del fútbol español, un tanto logrado el 31 de mayo de 2009 en El Sadar por Juanfran Torres ante el Real Madrid. Por cierto, otra volea. Estaría con 112 decibelios por debajo del de Barcia. El pasado mes de abril, el desparecido medio Relevo llevó un sonómetro a la zona de prensa del Santiago Bernabéu y reflejó un pico de 110 decibelios cuando Courtois le detuvo un penalti a Saka. También por debajo de lo que se midió por el gol de Barcia desde la grada de Preferencia Superior de Riazor.

En los grandes estadios del planeta siempre se apunta que en los espectáculos deportivos se puede llegar a los 140 decibelios. También son medidas no homologadas, pero en el libro Guinness se recoge el rebumbio que se montó en un partido de la NFL en el Arrowhead Stadium de Kansas City en un partido del equipo local contra New England Patriots, 142,2 decibelios. También figura entre las recopilaciones de récords lo que se pudo escuchar en un derbi entre Galatasaray y Fenerbahçe en 2011. Ahí se afinó hasta los 131,76 decibelios y es esa la marca que recoge el libro Guinness cuando se refiere al fútbol.

De manera periódica la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace públicos unos ránkings de países ruidosos. España siempre está en los puestos de cabeza, junto a Japón. Bares con personas expresándose a voz en grito, conciertos, discotecas, tráfico de todo tipo de vehículos. La OMS asegura que casi una cuarta parte de la población española está expuesta a niveles superiores a los 65 decibelios, que equivale al ruido que genera un grupo de gente conversando en voz muy alta, un restaurante hasta los topes o un teléfono sonando cerca del oído. El sonido de una aspiradora se sitúa en los 90 decibelios, que es lo que se pudo medir este sábado en la Preferencia Superior de Riazor respecto a la megafonía del estadio, que propicia serias dificultades para que, por ejemplo antes de los partidos, los asistentes al campo puedan entablar una conversación en la grada.

Una motocicleta con un escape ruidoso genera 100 decibelios, algo menos que el gol de Barcia, que se pone casi a la altura de un martillo neumático que exige protección a quien lo maneja e invita a circular rápidamente a quienes pasan cerca. En realidad eso fue lo que supuso el gol, pero para el Sporting de Gijón.