El Deportivo se desata y alcanza el liderato tras golear al Huesca (4-0)

El Deportivo duerme esta noche feliz y como líder, condición que conservará al menos hasta el domingo, después de soltarse por fin la melena en Riazor y llevarse por delante a un Huesca (4-0) que se plantaba en A Coruña con la misma oportunidad de llegar a lo más alto de la clasificación. No hubo ninguna opción para el cuadro aragonés, que cuando se presentó en el partido ya había sido desmontado por la pegada blanquiazul.

Estaba acostumbrando Antonio Hidalgo a mover el equipo en cada jornada para lucir fondo de armario, pero la exhibición en Mendizorroza animaba a repetir bloque y así lo hizo. Los nombres, eso sí, solo estaban ordenados de la misma forma en la hoja de alineaciones. El técnico catalán adopta con frecuencia la muletilla de que todo “depende del rival”, aunque en su caso está lejos de ser únicamente un lugar común. De nuevo partiendo de esa estructura 5-2-3, preparador deportivista invirtió las posiciones de sus tres atacantes para empezar a dinamitar el encuentro con un sutil golpe de pizarra.

Es probable que no vaya a reconocerlo públicamente, así debe ser, pero no es difícil adivinar que detectó la debilidad de la coraza de tres centrales del Huesca en el flanco izquierdo, dominios de un Sergio Arribas tan exuberante físicamente como bisoño para competir con delanteros de la talla de Samuele Mulattieri. Hidalgo le puso el capote colocando al italiano tirado a la banda derecha y el central cedido por el Betis entró como un Miura con la confianza de quien se sabe superior físicamente. También con la inconsciencia que da la juventud para subestimar a tu adversario.

Por ahí empezó a ganar el partido el Dépor, que antes de los diez minutos ya se había puesto por delante después del primer retrato de Mulattieri a Arribas. Un saque de banda, potencia para aguantar la embestida y balón al área que un exigido Carrillo se introdujo en su propia portería. Rebasada por poco la media hora de juego, el defensa burgalés salió de nuevo en la foto. Un balón largo, los ojos clavados en el ‘7’ deportivista para que David Mella le pasara a toda velocidad por la derecha. Cuando se dio cuenta ya solo veía el ‘11’ del de Teo.

En medio el Dépor había jugado un partido inteligente. El Huesca no cambió cuando encajó el primero, tampoco lo hizo tras el 2-0, así que el cuadro blanquiazul se limitó a mover la pelota con esa fórmula que Hidalgo ha encontrado y que no podrá volver a repetir en unas semanas por la marcha del propio Mella al Mundial sub-20. Todavía quedaba un último truco de Mulattieri. “Es tuyo, es tuyo”, le decía Luismi Cruz al ariete de La Spezia golpeándolo en el pecho después del 3-0. Lo cierto es que Samuele puso de su parte ganando el enésimo balón directo a, sí, Sergio Arribas. Tan cierto como que Luismi no debería quitarse mérito después de parar el tiempo y dejar a Mella de nuevo solo delante del portero con una asistencia que llevó un caño de propina.

La zona Eddahchouri

Con más sensaciones de mostrar la bandera blanca que de creer en la remontada, Guilló realizó un triple cambio en el descanso. Rompió su defensa de cinco y apostó por tratar de tener más ocupados a los centrales del Dépor con una doble punta. Pero para entonces el equipo blanquiazul ya había decidido que los segundos 45 minutos iba a meterlos en la nevera. Aprende semana a semana este grupo, que ante el Mirandés entró al juego y estuvo a punto de meterse en un lío antes de la irrupción de Zaka. No esta vez, protegiéndose y manteniendo el orden, aunque sin renunciar a ampliar la goleada al contragolpe.

Decidió mover el banquillo Hidalgo y el duelo entró en lo que va camino de convertirse en la zona Eddahchouri. La fe y las fuerzas del Huesca seguían flojeando y las ocasiones deportivistas empezaron a llegar de forma continua. Yeremay tuvo el cuarto tras recorrer todo el campo escoltado por Mella, que fue atrayendo la atención de todos los rivales para despejarle el camino al canario. Le negó el tanto Dani Jiménez. No pudo hacer nada minutos después ante la inspiración de Zaka, que pareció recoger el guante de su técnico. “Si le preguntas si prefiere jugar de inicio o marcar tres goles, seguro que prefiere los goles”. Esta noche no fueron tres, pero el neerlandés salió al césped con el hambre que da la confianza de ver portería y tardó apenas un cuarto de hora en seguir sumando para colocarse como pichichi de la categoría con su quinto tanto mientras Riazor empezaba el fin de semana de forma inmejorable haciendo la ola.