
No estaba siendo un buen arranque de curso para Dani Barcia. De hecho, las dudas habían empezado incluso antes, ya en pretemporada, cuando a medida que fueron pasando los amistosos no conseguía sacarse el óxido de la inactividad provocada por unos problemas físicos pusieron fin a su campaña. La segunda lesión muscular de la 2024-25 lo apartó de los terrenos de juego desde finales de marzo, dejando la hoja de servicio de su estreno en el fútbol profesional en 16 encuentros.
Fueron suficientes para que el Deportivo redoblara su apuesta por el central llamado a liderar la defensa blanquiazul la próxima década. Hubo renovación en la zaga con la única seguridad de que uno de los encargados de proteger el eje de la cobertura sería el de O Temple. Ni siquiera una pieza para ser competencia real en el flanco zurdo. Será el único de ese perfil. Han tenido que pasar cuatro encuentros, pero ese jugador que Fernando Soriano y su equipo se imagina y el que todos los que lo han visto jugar en Abegondo desde que era un niño llevan anunciado, ha regresado.
No habían pasado ni cinco minutos de partido cuando Juan Otero, que también jugó en las instalaciones deportivistas cuando Barcia ni era juvenil, supo que no iba a tener un día fácil. El central blanquiazul salió al césped dispuesto a recuperar la asignatura pendiente que dejó en Butarque para estrenar septiembre, donde disputó doce duelos de los que solo logró imponerse en dos. Frente al Sporting se midió cuatro veces a su par. Se llevó tres. Y en este caso, ni siquiera los datos hacen justicia a la superioridad que mostró sobre el verde, que no se traduce en más contiendas porque simplemente su capacidad de anticipación impidió que existiera el duelo.
Broche de oro
Y es que Dani Barcia no habría necesitado marcar el tanto de la victoria para que su actuación fuese de sobresaliente. Seis despejes, dos intercepciones, y un disparo bloqueado sin permitir que ningún rival lo regatease en todo el encuentro. Además, volvió a ser ese jugador fiable en salida de balón, con un porcentaje de acierto en el pase que superó el 90 por ciento, incluidos dos de cinco envíos en largo que encontraron a su destinatario.
Obviamente, el tanto de la victoria endulzó el día un poco más. Sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de su primera diana con la camiseta deportivista. “Llevo mucho tiempo aquí. Meter mi primer gol en Riazor casi en el 90 para dar los tres puntos ante un gran equipo... estoy muy contento. Se me pasaron muchas cosas por la cabeza, estoy muy orgulloso y toca seguir trabajando para meter más goles y conseguir más victorias”. No quiso revelar los destinatarios de su dedicatoria, pero sí aprovechó para lanzar un mensaje con cierto aroma a reivindicación. “La dedicatoria ya la hice en el campo y los destinatarios ya saben quienes son. Familia, amigos... sin ellos no llegaría a donde estoy ahora. Que sigan confiando, que seguiré adelante”.
Barcia describió su gol con la normalidad y tranquilidad que caracteriza su juego. “No me lo pensé. Controlé, me giré lo más rápido que pude y tengo buena zurda para pegarle, fue lo que hice. Espero meter más”. A eso añadió su sinceridad cuando le preguntaron si había sido consciente de la explosión de júbilo de la parroquia herculina. “No escuché mucho, estaba en otro mundo. La afición, como siempre, espectacular. Es un orgullo que mi primer gol con el Dépor haya sido en Riazor. Está claro que es lo mejor que he vivido en mi carrera. Llevo tres años aquí, más los que llevo en la cantera, es mucho tiempo trabajando por ello. No es mi trabajo marcar goles, pero siempre es una alegría. No puedo pedir más”.
Para finalizar, también quiso poner en balón el trabajo del equipo para ser paciente ante un rival que propuso algo que, a su entender, será habitual en los rivales que vengan a terreno coruñés. “Llevamos mucho tiempo trabajando en Riazor y hoy se nos dio. Ante el Burgos merecimos los tres puntos también. Pero los partidos van a ser de esta manera todo el año. Tuvimos el control y tenemos que esperar que llegue nuestro momento, porque tarde o temprano, con la calidad que tenemos, siempre acaban llegando los goles”.
