Bil Nsongo (Yaoundé, Camerún, 2004) llama a la puerta. El delantero comienza a erigirse como uno de los jugadores importantes en el Fabril y aparece como opción de urgencia para el primer equipo en caso de desgraciadas lesiones o malos rendimientos. Tras un primer tramo de la pasada campaña en el que necesitó el lógico periodo de adaptación, terminó siendo importante para Manuel Pablo y ahora ha confirmado con dos goles en el debut ante el Burgos Promesas una pretemporada en la que dejó buenas sensaciones.
El departamento de scouting del Deportivo vio sus actuaciones en el Canon Yaoundé de su ciudad natal y no dudó el verano pasado en plantearle la posibilidad de venirse para A Coruña. Bil accedió y tras ocho jornadas en las que solo acumuló un total de 86 minutos, tuvo su primera oportunidad de inicio en el Rayo Cantabria-Fabril (1-2) de finales del pasado octubre. Ahí encontró un rápido gol importante para su confianza y su protagonismo creció desde entonces. Disfrutó de once titularidades más y aportó otras cuatro dianas en el camino del filial hacia un playoff de ascenso en el que cedería ante el UCAM.
Esta pretemporada entró por primera vez en juego en el choque ante el Compostela y marcó el primer gol de un 0-2 que completó Luisao. No estaría disponible en los choques posteriores ante Estradense y Atlético Arteixo, pero sí volvió a disponer de minutos en el 1-3 ante la Sarriana que cerró con el último tanto.
También partiría desde el banquillo en el 2-1 ante el Montañeros que volvió a resolver con un gol a los 55 minutos de juego, y fue titular en el último choque preparatorio, un 1-0 frente al Bergantiños resuelto también gracias a su acierto.
Llegó así el primer partido oficial de la temporada y el ‘9’ logró ante el Burgos Promesas (3-0) su primer doblete con la camiseta blanquiazul. También de volteretas en el aire, sello personal a la hora de celebrar. En el primero de ellos estuvo atento para aprovechar un regalo del portero, y en el segundo encontró espacio libre en el área pequeña y orientó, a donde no podía llegar el meta, un balón que había salido con perfecta dirección de las botas de Kike. Pudo llegar incluso el hat trick, pero ahí cruzó en exceso primero y fue atrapado en otra ocasión por los defensas.
Características
Su partido ante el filial del Burgos fue un buen resumen de las características que llevaron al Dépor a confiar en él y que cada vez muestra con más continuidad. Es un delantero que parte como referencia —en esta ocasión Nájera hacía las veces de segunda punta; el año pasado, Kevin— y que no escatima esfuerzos a la hora de ir a presionar a la zaga rival. Su acción favorita es cuando tira el desmarque y uno de los jugadores con buen pie le lanza al espacio. En ese contexto, suele tener la sangre fría para definir con tino, pero también aflora algún punto débil que trata de pulir, pues su conducción no siempre es limpia y, pese a ser un jugador rápido, los defensas le acostumbran a ganar metros. También en ocasiones se acerca demasiado al guardameta y ahí este tiene más fácil la parada.
Pero Bil no es solo un jugador de correr al espacio, tiene otras características que le convierten en un proyecto de jugador muy completo. La principal es el remate, la capacidad para estar bien colocado en el área. Además, aunque no sea lo más común verle alejado del área, el equipo puede jugar en largo sobre él como recurso y se maneja bien de espaldas, situación que luego puede acompañar con pase al compañero libre, pues ve bien los espacios. Por todo ello, es uno de los elementos por los que el Fabril —el otro ‘9’ es el prometedor juvenil Rubén Fernández— se puede ilusionar.
Y en lo que se refiere al primer equipo, la presencia de Samuele Mulattieri y Zakaria Eddahchouri, así como el recurso de Stoichkov (aunque Antonio Hidalgo no parece verlo como ‘9’) le complican una promoción a corto plazo. Pero el fútbol es muy cambiante, puede haber factores como lesiones o bajos rendimientos, y en caso de que Bil mantenga su progresión, podría encontrar su oportunidad a base de esfuerzo, inteligencia y gol.
